ABBA (1)
OSEAS
(6) ISAÍAS (4) ELÍAS (2) AMÓS (3)
MOISÉS (5)
PABLO DE
TARSO (8) JESÚS DE NAZARET (C)
(10)
OSCAR
ROMERO (9)
FRANCISCO
DE ASÍS (7) POCHO
LEPRATTI (11)
ABBA (1): El Dios con características de Padre y Madre
misericordiosa que con su amor infinito ataja todos los errores de sus hijos
-los que pretenden jugar a favor y los otros- y empuja hacia delante, desde el
fondo de la historia la salvación / liberación, a todas y todos a partir de
cada jugador de campo que ama y que vuelta a vuelta juegan en cada partido.
ELÍAS (2): Venido desde el IX A.
C., su experiencia lo hace un líbero muy cercano al arco que ordena la defensa
ante las falsificaciones del verdadero Dios y la confusión de sus hijos.
Devela desde el fondo las tácticas asesinas de DT adversario como algo
íntimamente unido al invento de ídolos, justificadores de todos los desmanes: “¿Así
que, además de matar, encima robas?” (21, 18) Por eso su porfiado
juego tiene una profunda dimensión política dentro de la cancha grande de la
historia. Imprescindible en los partidos donde la oferta de dioses
mundanos pueden llegar a hacer perder más de una final de la copa “existencia”.
ISAÍAS (4): Venido desde el sur en el VIII A.C., este
stopper funciona como un verdadero “patrón” de la defensa contra todo avance
del antirreino: "¡Oh pueblo mío!, tus opresores te
mandan y tus prestamistas te dominan; tus dirigentes te hacen equivocar y echan
a perder el camino que sigues" (3, 11s). Y
dirigiéndose a los hombres del ataque adversario: "Ustedes son los que
han devorado los frutos de la tierra; en sus casas están los despojos del
pobre. ¿Con qué derecho oprimen a mi pueblo o pisotean a los pobres?"
(3, 14s). "Ay de los que dictan leyes injustas y con
sus decretos organizan la opresión, de los que despojan de sus derechos a los
pobres de mi país e impiden que se les haga justicia"
(10, 1s). Ideal para la contención de ataques neoliberales.
AMÓS (3): Venido desde el norte en
el VIII A.C., este marcador de punta izquierda se proyecta desde el fondo por
su lateral a toda la historia, hostigando el ataque rival con sus gritos: “¡Ay
de ustedes, que transforman las leyes en algo tan amargo como el ajenjo y tiran
por el suelo la justicia! ... Pues yo sé que son muchos sus crímenes y enormes
sus pecados, opresores de gente buena, que exigen dinero anticipado y hacen
perder el juicio al pobre en los tribunales.” (5,
10-12). Ideal para la contención de organismos internacionales
proveedores de miserias.
OSEAS (6): De la misma generación
que los anteriores, este marcador de punta derecho se proyecta por su lateral
por todo su carril poniendo claridad en el juego “misericordia quiero, no
sacrificio; Justicia y no víctimas consumidas por el fuego” (6, 6). Es
funcional para evitar el juego infructuoso del equipo, cuando se entretienen en
el ritualismo de un “juego bonito” que no lastima las intenciones del rival y
está lejos de quebrar la meta contraria.
PABLO DE TARSO (8): Mediocampista derecho del siglo I
transferido desde la
Roma. Armador del equipo integrando a jugadores nativos y
nacionalizados: “Ahora ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni
hombre ni mujer, pues todos son uno en Cristo Jesús” (Gál 3, 28). De punzante
inserción en el campo rival, su juego ha hecho temblar las estrategias de sus
adversarios.
MOISÉS (5): Caudillo por
antonomasia, es el patrón del mediocampo y el enlace entre la defensa y la
ofensiva transmitiendo las órdenes desde la portería. Especialista en
liberación del juego ante la opresión rival, es implacable con propios y
extraños. Dado a las grandes empresas se le ha escuchado ordenar “¡que nadie
se guarde nada para mañana!” (Ex 16, 19). Es el volante de contención ideal
para los momentos difíciles del partido.
JESÚS DE NAZARET (C) (10): Capitán
del equipo y barbado mediocampista por izquierda. Líder y creador incansable
del equipo. La motivación liberadora hacia sus compañeros no conoce límites: “Felices los que tienen el espíritu del pobre,
porque de ellos es el Reino de los Cielos. Felices los que lloran, porque
recibirán consuelo. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en
herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán
saciados. Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia. Felices los de
corazón limpio, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz,
porque serán reconocidos como hijos de Dios. Felices los que son perseguidos
por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Felices ustedes,
cuando por mi causa los insulten, los persigan y les levanten toda clase de
calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque les espera una recompensa
grande” (Mt 5, 3-12). Le han
intentado “cortar las piernas” desde la
FIFA hasta todas y cada una de las corporaciones
internacionales -desde el Imperio Romano y el Templo de Jerusalén hasta cada
banca financiera internacional, maquinaria militar imperial o religión
narcotizante- pero su sueño comunitario lleva adelante un equipo fraterno que
hace de su filosofía de juego una praxis invencible.
FRANCISCO DE ASÍS (7): Como
puntero derecho tenemos una joven presencia que con su juego desfachatado y
alegre que enloquece y confunde a los defensores rivales. De rápidos y alegres
movimientos, es la pesadilla de los defensores apegados a las estrategias de
partidos consumistas, nihilistas y frívolos. De gran popularidad en amplios
sectores de la hinchada, se dice que su camiseta es lucida con orgullo por una
importante personalidad dentro del mismísimo Vaticano.
OSCAR ROMERO (9): Indiscutible
centrodelantero latinoamericano, su contundencia frente al arco rival es
venerada por millones de seguidores. Temido hasta la muerte por sus
adversarios, su juego comprometido con el equipo lo hace ejemplo de
colaboración en toda la cancha. Se dice que cada gota de su sangre se
multiplica en la conciencia de cada hincha que lleva adelante su porfía.
POCHO
LEPRATTI (11): Puntero izquierdo oriundo de los arrabales de Latinoamérica, es
la joven promesa del equipo. Liviano como una bicicleta, su sonrisa fresca se
levanta entre los más humildes de la hinchada, que como hormigas empujan entre
murgas y sueños hacia la victoria cotidiana. Yo tuve la suerte de jugar algún
que otro “amistoso” a su lado -cuando él todavía era amateur- y su presencia
aun me guía -con alguna que otra lágrima- desde el refugio más modesto de la
tribuna.
Este es parte del equipo de mis
sueños. De mis sueños y de tantos otros con los que comparto la utopía de una
sociedad nueva, justa, fraterna y misericordiosa. La que el Capitán llamaba
“Reino de Dios”. El partido es continuado desde el fondo de la historia, se
juega en todo el mundo y los equipos rivales son muchos. Quizás, al igual que
vos, pueda empujar sólo por el breve lapso de una existencia. Pero estoy
convencido que bien vale la porfía. Creo que precisamente allí está lo
maravilloso: el caminar consciente por la pequeñez de nuestra vida hacia la
grandeza de la Causa.. .
Gabriel Andrade
16 de junio de 2014.
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