domingo, 15 de junio de 2014

MI EQUIPO MUNDIAL - por Gabriel Andrade



ABBA (1)


OSEAS (6)          ISAÍAS (4)          ELÍAS (2)          AMÓS (3)


MOISÉS (5)

PABLO DE TARSO (8)            JESÚS DE NAZARET (C) (10)


OSCAR ROMERO (9)

FRANCISCO DE ASÍS (7)                    POCHO LEPRATTI (11)



ABBA (1): El Dios con características de Padre y Madre misericordiosa que con su amor infinito ataja todos los errores de sus hijos -los que pretenden jugar a favor y los otros- y empuja hacia delante, desde el fondo de la historia la salvación / liberación, a todas y todos a partir de cada jugador de campo que ama y que vuelta a vuelta juegan en cada partido.

ELÍAS (2): Venido desde el IX A. C., su experiencia lo hace un líbero muy cercano al arco que ordena la defensa ante las falsificaciones del verdadero Dios y la confusión de sus hijos. Devela desde el fondo las tácticas asesinas de DT adversario como algo íntimamente unido al invento de ídolos, justificadores de todos los desmanes: “¿Así que, además de matar, encima robas?” (21, 18) Por eso su porfiado juego tiene una profunda dimensión política dentro de la cancha grande de la historia. Imprescindible en los partidos donde la oferta de dioses mundanos pueden llegar a hacer perder más de una final de la copa “existencia”.

ISAÍAS (4): Venido desde el sur en el VIII A.C., este stopper funciona como un verdadero “patrón” de la defensa contra todo avance del antirreino: "¡Oh pueblo mío!, tus opresores te mandan y tus prestamistas te dominan; tus dirigentes te hacen equivocar y echan a perder el camino que sigues" (3, 11s). Y dirigiéndose a los hombres del ataque adversario: "Ustedes son los que han devorado los frutos de la tierra; en sus casas están los despojos del pobre. ¿Con qué derecho oprimen a mi pueblo o pisotean a los pobres?" (3, 14s). "Ay de los que dictan leyes injustas y con sus decretos organizan la opresión, de los que despojan de sus derechos a los pobres de mi país e impiden que se les haga justicia" (10, 1s). Ideal para la contención de ataques neoliberales.

AMÓS (3): Venido desde el norte en el VIII A.C., este marcador de punta izquierda se proyecta desde el fondo por su lateral a toda la historia, hostigando el ataque rival con sus gritos: “¡Ay de ustedes, que transforman las leyes en algo tan amargo como el ajenjo y tiran por el suelo la justicia! ... Pues yo sé que son muchos sus crímenes y enormes sus pecados, opresores de gente buena, que exigen dinero anticipado y hacen perder el juicio al pobre en los tribunales.” (5, 10-12). Ideal para la contención de organismos internacionales proveedores de miserias.

OSEAS (6): De la misma generación que los anteriores, este marcador de punta derecho se proyecta por su lateral por todo su carril poniendo claridad en el juego “misericordia quiero, no sacrificio; Justicia y no víctimas consumidas por el fuego” (6, 6). Es funcional para evitar el juego infructuoso del equipo, cuando se entretienen en el ritualismo de un “juego bonito” que no lastima las intenciones del rival y está lejos de quebrar la meta contraria.

PABLO DE TARSO (8): Mediocampista derecho del siglo I transferido desde la Roma. Armador del equipo integrando a jugadores nativos y nacionalizados: “Ahora ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, pues todos son uno en Cristo Jesús” (Gál 3, 28). De punzante inserción en el campo rival, su juego ha hecho temblar las estrategias de sus adversarios.

MOISÉS (5): Caudillo por antonomasia, es el patrón del mediocampo y el enlace entre la defensa y la ofensiva transmitiendo las órdenes desde la portería. Especialista en liberación del juego ante la opresión rival, es implacable con propios y extraños. Dado a las grandes empresas se le ha escuchado ordenar “¡que nadie se guarde nada para mañana!” (Ex 16, 19). Es el volante de contención ideal para los momentos difíciles del partido.

JESÚS DE NAZARET (C) (10): Capitán del equipo y barbado mediocampista por izquierda. Líder y creador incansable del equipo. La motivación liberadora hacia sus compañeros no conoce límites: Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Felices los que lloran, porque recibirán consuelo. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia. Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando por mi causa los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque les espera una recompensa grande” (Mt 5, 3-12). Le han intentado “cortar las piernas” desde la FIFA hasta todas y cada una de las corporaciones internacionales -desde el Imperio Romano y el Templo de Jerusalén hasta cada banca financiera internacional, maquinaria militar imperial o religión narcotizante- pero su sueño comunitario lleva adelante un equipo fraterno que hace de su filosofía de juego una praxis invencible.

FRANCISCO DE ASÍS (7): Como puntero derecho tenemos una joven presencia que con su juego desfachatado y alegre que enloquece y confunde a los defensores rivales. De rápidos y alegres movimientos, es la pesadilla de los defensores apegados a las estrategias de partidos consumistas, nihilistas y frívolos. De gran popularidad en amplios sectores de la hinchada, se dice que su camiseta es lucida con orgullo por una importante personalidad dentro del mismísimo Vaticano.

OSCAR ROMERO (9): Indiscutible centrodelantero latinoamericano, su contundencia frente al arco rival es venerada por millones de seguidores. Temido hasta la muerte por sus adversarios, su juego comprometido con el equipo lo hace ejemplo de colaboración en toda la cancha. Se dice que cada gota de su sangre se multiplica en la conciencia de cada hincha que lleva adelante su porfía.

POCHO LEPRATTI (11): Puntero izquierdo oriundo de los arrabales de Latinoamérica, es la joven promesa del equipo. Liviano como una bicicleta, su sonrisa fresca se levanta entre los más humildes de la hinchada, que como hormigas empujan entre murgas y sueños hacia la victoria cotidiana. Yo tuve la suerte de jugar algún que otro “amistoso” a su lado -cuando él todavía era amateur- y su presencia aun me guía -con alguna que otra lágrima- desde el refugio más modesto de la tribuna.

Este es parte del equipo de mis sueños. De mis sueños y de tantos otros con los que comparto la utopía de una sociedad nueva, justa, fraterna y misericordiosa. La que el Capitán llamaba “Reino de Dios”. El partido es continuado desde el fondo de la historia, se juega en todo el mundo y los equipos rivales son muchos. Quizás, al igual que vos, pueda empujar sólo por el breve lapso de una existencia. Pero estoy convencido que bien vale la porfía. Creo que precisamente allí está lo maravilloso: el caminar consciente por la pequeñez de nuestra vida hacia la grandeza de la Causa...

Gabriel Andrade

16 de junio de 2014.

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