A los mártires no se los entierra, se los siembran, y
florecen en millones.
Subcomandante Marcos
Un Testigo del Evangelio cae crucificado en balas
¿Quién
está dispuesto a seguir con su porfía?
Extracto de la biografía de Eduardo de la Serna
Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe nació en Buenos Aires el 7 de octubre de 1930. Fue el tercero de los siete hijos del matrimonio formado por Adolfo Mugica (ex-diputado conservador del período 1938-42, y ex-ministro de Relaciones exteriores del presidente Arturo Frondizi en 1961) y Carmen Echagüe, hija de terratenientes adinerados de Buenos Aires.
En 1950, con motivo del Año
Santo, viajó con varios sacerdotes, y con su amigo Alejandro Mayol a Europa, y
allí maduró su idea de entrar en el seminario, lo que haría a los veintiún años,
en marzo de 1952.
En el seminario se destacó
por su meticulosidad por buscar "lo perfecto", con una
"religiosidad individualista", "fiel al slogan: salva tu
alma". A fines de 1954 comenzó a colaborar pastoralmente con el padre
Iriarte en las misiones a conventillos y casas de la parroquia Santa Rosa de
Lima, de la que éste era párroco. Su acercamiento e intención de llegar a esta
gente lo marcaría meses más tarde de un modo definitivo. El reconoce haber
participado "del júbilo orgiástico de la oligarquía por la caída de Perón.
Pero cuando una noche fue al conventillo de costumbre vió escrito con tiza y en
letras bien grandes: 'sin Perón no hay Patria ni Dios. Abajo los cuervos' (=
curas). Contaría años más tarde: "la gente humilde estaba de duelo, y si la
gente humilde estaba de duelo, entonces yo estaba en la vereda de
enfrente".
En noviembre de 1957
escribió su primera obra: "El católico frente a los partidos
políticos" para la revista del Seminario. El compromiso con los pobres
comenzó a acentuarse y comenzó a integrar grupos misioneros en diferentes
puntos del interior del país.
Tras ocho años de estudios,
fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1959. Acompañó un a monseñor
Iriarte, su antiguo párroco, y ahora obispo de Reconquista, al Chaco, y allí
descubrió el subdesarrollo y la pobreza, lo que constituyó un segundo shock
para su vida.
De regreso a Buenos Aires
-entre 1960 y 1963- trabajó al servicio del cardenal Antonio Caggiano, quien a
su vez lo destinó como vicario cooperador a la parroquia Nuestra Señora del
Socorro, en el muy elitista Barrio Norte. Y como asesor de la Juventud de
Acción Católica, en su ex colegio "Nacional" y entre los
universitarios de Medicina y Ciencias Económicos de la Universidad de Buenos
Aires, donde participó de las jornadas de "Diálogo entre católicos y
marxistas", el 18 de octubre de 1965, en la Facultad de Filosofía y
letras (cosa que causó honda preocupación con varios sectores episcopales muy
conservadores). Sin embargo, de una escuela le solicitaron que se desempeñara
como capellán de la escuela "Paulina de Mallinkrodt", en la villa
miseria del barrio de retiro. Por este tiempo también comenzó a desempeñarse
como profesor de teología en la universidad del Salvador, en las facultades de
Psicopedagogía y de Derecho. Por este entonces, asimismo, se le solicitó la
predicación de una homilía semanal en Radio Municipal.
Crítico con el Gobierno de
Illía por su ilegitimidad frente a la proscripción del peronismo, empezó a
tener problemas entre la feligresía que consideraba que "se metía
demasiado en política". Esto motivó que muchas personas pidieran el
traslado del padre Carlos, a los que el párroco accedió pidiéndoselo al
Cardenal Caggiano. Diría entonces: "Creo que la misión del sacerdote es
evangelizar a los pobres... e interpelar a los ricos. Y bueno, llega un momento
en que los ricos no quieren que se les predique más, como sucedió... en el
Socorro cuando me echaron".
Mugica entonces pasó a
desempeñarse como vicario en la parroquia Inmaculada Concepción de María, en la
calle Independencia.
En la JEC su presencia fue
altamente atractiva para los estudiantes que lo tomaron como referente; allí
conoció a Gustavo Ramus, Abal Medina y Mario E. Firmenich, futuros fundadores
de la organización armada peronista "Montoneros" Con ellos, participó
en Santa Fe en una misión rural en 1966. Dos frases escuchadas por los
misioneros marcaron hondo al padre Carlos y las repetía con frecuencia: una
viejita le dijo a una misionera "A mí, qué me vienen a hablar de Dios si
me estoy muriendo de hambre"; y un hachero que dijo "yo soy la
alpargata del patrón".
En la facultad de Derecho,
fue notable su enfrentamiento con el entonces titular de Derecho Agrario, José
Alfredo Martínez de Hoz, luego Ministro de Economía de la asesina Dictadura
militar argentina del general Videla (24 de marzo de 1976).
Su encendida y pública
defensa del peronismo, como asimismo la frecuencia con que en sus discursos
eran citados el Che Guevara, Mao, Camilo Torres y otros, trajo al Carlos Mugica
abiertos, y cada vez más frecuentes, choques con el Arzobispo Juan Carlos
Aramburu. También se fue agudizando el conflicto con las religiosas de
Mallinckrodt que -dedicadas al trabajo con las clases más altas- no veían con
buenos ojos a este sacerdote que por su "alcurnia" les había parecido
ideal, en un principio.
En 1967, viajó, en nombre
de monseñor Podestá, a Bolivia, para reclamar el cuerpo del Che Guevara e
interesarse por la suerte de los prisioneros del ELN (Ejército de Liberación
Nacional) detenidos tras la muerte del mítico guerrillero (entre ellos estaba
Regis Debray). Ese mismo año, interrumpió toda actividad en noviembre y hasta
octubre de 1968, tiempo en que viajó a París para estudiar, en el Instituto
Católico, Epistemología y Semiología; Doctrina Social de la Iglesia y
Comunicación Social y Teología Pastoral con los dominicos Chenu y Blanquart. En
la capital francesa, residió en un pensionado religioso de la Rue Madame,
profundizó sus relaciones de amistad con otros sacerdotes argentinos como
Concatti y Brascelis, y allí pudo ver en directo los famosos sucesos del mayo
del 68. También viajó -gracias a los oficios de su padre- a España donde visitó
al general Perón a partir de un encuentro casual con J. W. Cooke (delegado
personal de Perón a Cuba) en el partido entre Racing (el club de sus amores)
contra el Celtic de Glasgow, por la copa Intercontinental.
En París Mugica conoció por
carta la existencia -el nacimiento- del Movimiento Sacerdotes del Tercer Mundo
(MSTM) y envió su adhesión incondicional. También inició su colaboración en el
Equipo Intervillas, fundado el 2 de agosto de 1968 gracias a la dedicación de
Jorge Goñi, también "cura villero".
Mugica vuelve a la
Argentina a un mes de clausurado el encuentro episcopal de Medellín. Casi sin
desempacar se entera que ha sido reemplazado en la capellanía de las religiosas
de Mallinckrodt por el padre Julio Triviño, ubicado pastoral y teológicamente
en las antípodas del Carlos Mugica; representante típico de la mentalidad
preconciliar, espiritualista y también capellán castrense. Sin embargo, la
parroquia San Martín de Tours, a cargo de los sacerdotes asuncionistas había
decidido abrir una capilla en la villa de Retiro, en su jurisdicción
parroquial, y confió al Padre Mugica su desempeño, lo que fue confirmado por el
Cardenal Caggiano. Con la ayuda económica de su hermano Alejandro se levantó un
salón multiuso. Así en el barrio Comunicaciones se levantó la capilla
"Cristo obrero", donde ejerció su máxima actividad pastoral entre sus
"hermanos villeros". Entre tanto, cubría otras tareas pastorales como
vicario en la parroquia San Francisco Solano, ayudando a su amigo el Padre
Jorge Vernazza. Volvió también a las cátedras de Teología en la Universidad del
Salvador, en las facultades de Ciencias Económicas, Derecho y ciencias
Políticas. Su hiperactividad lo llevó a asumir compromisos de celebrar en el
Instituto de Cultura Religiosa Superior y en la parroquia Santa Elena.
Su participación cada vez
más activa en el MSTM lo llevó a agudizar el enfrentamiento con el Arzobispo
coadjutor Juan Carlos Aramburu que prohibió a todos los sacerdotes de la
Arquidiócesis a manifestarse públicamente en cuestiones políticas (prohibición
que no parecía concernirle a él mismo ya que hacía política pero a favor del
poder opresor contrario al Evangelio), y que causó profunda reacción en varios
grupos sacerdotales, aunque el grupo MSTM Capital obedeció esta orden.
Su presencia en los medios
de comunicación se hacía cada vez más frecuente y su figura cobró cada vez
mayor notoriedad. Incluso fue notable la cantidad de personas del ambiente
televisivo que empezaron a frecuentar la villa.
La ola de violencia que
afectaba al país lo llevó a reflexionar sobre la violencia institucionalizada y
la violencia revolucionaria. Por este tiempo el Padre Alberto Carbone, ex
compañero de Mugica en la JEC, es encarcelado injustamente por el asesinato del
general Aramburu. La encendida defensa del P. Carbone y la cercanía a miembros
de la Organización Montoneros, además de su actitud "poco clara"
sobre la violencia, lo llevó también a ser encarcelado. Periódicos
manifiestamente adversarios del MSTM y luego claramente adherentes a la
violencia asesina del Proceso de Reorganización Nacional como "La
Razón" y "Nueva Provincia", lo cuestionaron por su
"justificación de la violencia que se ha desatado en el país". Todas
las homilías del P. Mugica (y de otros miembros del MSTM) eran manifiestamente
grabadas por los Servicios de Inteligencia. El Arzobispo Aramburu, entre tanto,
acrecentó fuertemente su distancia con el P. Carlos llegando en más de una
oportunidad a proponerle la "laicización", cosa que Mugica rechazó
terminantemente, aunque constituyó una de sus mayores angustias en los últimos
tiempos: "espero, en Dios, no verme forzado jamás a abandonar el sacerdocio
aunque deba resistir infinitas presiones".
Poco tiempo después, ofició
junto a los padres Benítez (ex confesor de Eva Perón) Adur y Ricciardelli, el
funeral por sus amigos
Abal Medina y Ramus, miembros de "Montoneros", asesinados en un
enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. A consecuencia de la homilía
pronunciada por Benítez y Mugica, según la transcripción -cargada de
inexactitudes- de "La Razón", los dos fueron detenidos, el 14 de
septiembre, y por espacio de una semana. El Arzobispo, entre tanto, suspendió
al P. Mugica en sus licencias ministeriales por el lapso de 30 días; de esto
Mugica se enteró en prisión por los diarios.
Su lugar de trabajo en la Villa
'Comunicaciones' se vistió de fiesta cuando el 27 de diciembre de 1970, se
inaugura la Capilla de Cristo Obrero. El Carlos Mugica, sin embargo, solía
dormir por las noches en su domicilio en un cuartito en el último piso. Mugica
redobló sus trabajos en favor de los villeros, y redujo sus apariciones en los
Medios. Asimismo, reforzó su vida interior yendo con frecuencia al monasterio
benedictino de la localidad de Los Toldos, en la provincia de Buenos Aires. La
capilla sería luego muy visitada por personajes conocidos de la sociedad
argentina (futbolistas, artistas, etc.) lo que sería aprovechado por el sacerdote
para la realización de eventos gratuitos en la villa. También acudiría allí el
general Perón, el 6 de diciembre de 1972, tras su triunfal regreso después de
dieciocho años de exilio (el P. Carlos no se encontraba en ese momento en la
ciudad), y el presidente Héctor Cámpora, recién elegido primer mandatario del
país, por la candidatura del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), en
la que se había propuesto un lugar a Mugica, cosa que él rechazó. Fue el 9 de
mayo de 1973, y nos podemos imaginar la alegría de los villeros al ver al
presidente argentino, entre ellos, compartiendo una comida.
El viernes 2 de julio de
1971, una bomba estalló en su domicilio de Gelly y Obes 2230, pero aunque la
bomba afecto edificios y automóviles, nadie resultó herido.
Fue en este momento que en
un reportaje Carlos Mugica pronunció su clásica: "Nada ni nadie me
impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su
Liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la
vida en esta empresa, estoy a su disposición". Las amenazas
continuaron, y dos hombres irrumpieron en el piso donde se encontraba el
cuartito de Carlos Mugica pero no pudieron concretar nada ya que éste se
encontraba en un encuentro de los MSTM en Córdoba.
El gobierno militar se
encontraba en crisis. El P. Carbone nuevamente había sido detenido por una
supuesta (y evidentemente falsa) participación suya en un intento de copamiento
armado de una unidad de Prefectura Naval, ocurrido el 3 de enero de 1972. Carbone
había sido visto en su hogar y en el cine. Hasta la justicia militar hubo de
sobreseerlo, aunque fue liberado 5 meses más tarde. Mugica presentó un recurso
judicial de habeas corpus. Cuando se produjo el regreso del General Perón a la
Argentina, Mugica fue junto con Vernazza en el avión charter que fue a buscar
al anciano líder en noviembre de 1972. Esto acrecentó sus distancias con el
Arzobispo Aramburu.
Un artículo anónimo
publicado en el Boletín Eclesiástico de Buenos Aires (órgano oficial del Arzobispado)
se dedicó duramente a criticar diferentes posturas teológicas de Carlos Mugica
en su artículo "Jesús y la política de su época". Mons. A. Canale,
canciller de la Curia, comunicó a Mugica que debía preparar su descargo, para
ser publicado en el "Boletín", pero aunque el caso fue archivado, no
se publicó ni siquiera un resumen de su escrito de 18 páginas (preparado con la
ayuda de Luis Rivas, Rafael Tello y Lucio Gera).
Mugica, con su gran
capacidad de trabajo, celebraba misa los sábados en la iglesia de San Francisco
Solano, de la que era párroco su amigo el padre Vernazza, y en la que luego
sería asesinado, daba cursos prematrimoniales una vez al mes, e impartía clases
de Teología en la Universidad del Salvador, de los Padres Jesuitas.
Con el peronismo
gobernando, Mugica, aceptó ser nombrado asesor -sin remuneración- del
Ministerio de Bienestar Social, pero poco después, se desvinculó públicamente
de este cargo, por discrepancias con el titular del mismo, López Rega, ya que
para Mugica, "no había comunicación entre el ministerio y los
villeros". Muchos han visto en esta discrepancia abierta y manifiesta con
López Rega, los motivos de su asesinato. Tan es así, que una noche, ante un
grupo de vecinos de la villa Mugica se expresó diciendo: "López Rega me va
a mandar matar".
Al mismo tiempo, Mugica y
los Montoneros se distanciaban cada vez más; en una misa en conmemoración por
la muerte de Aval Medina y Ramus, el 7 de diciembre de 1973, Mugica se expresó
diciendo: "Como dice la Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los
arados".
Esta doble amenaza de
derecha e izquierda no era la que más preocupaba al Carlos Mugica: "No
tengo miedo de morir. De lo único que tengo miedo es de que el Arzobispo me
eche de la Iglesia".
En 1974, terminó de
escribir el texto de la "Misa para el Tercer Mundo", cuyo disco,
grabado y editado por la RCA, con la colaboración del "Grupo Vocal
Argentino" que compuso una bella música, con ritmos argentinos, asiáticos
y africanos, fue destruido por orden del ministro Rocamora.
Las amenazas de muerte empezaron a
multiplicarse.
La revista Militancia,
ligada al peronismo de izquierda,
dirigida por Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde, lo ubicó en
lo que llamaban "La Cárcel del Pueblo", un apartado
editorial donde semanalmente "encarcelaban" a diferentes personas del
"antipueblo".
Asimismo "El
Caudillo", de la Derecha peronista le cuestionaba desde su ministerio
sacerdotal hasta su servicio a los pobres: "está al servicio de los pobres
o tiene a los pobres a su servicio", se preguntaba, y terminaba por
acusarlo de "bolche".
Evidentemente, su
coherencia con el Evangelio incomodaba a unos y a otros; como en tiempos de
Jesús donde era rechazado por zelotes por un lado como los saduceos y fariseos
por el otro. Su único y gran sostén era el pueblo necesitado, al igual que el
Nazareno al que buscaban para la liberación física y espiritual.
A mediados de abril de 1974
Mugica se retira a Los Toldos a un nuevo retiro espiritual. Allí Carlos le
manifestó su miedo de ser echado de la Iglesia a lo que el abad le dijo:
"Yo no sé si Aramburu puede ponerte frente a la situación de irte de la
Iglesia, pero de lo único que podés estar seguro es que pase lo que pase, Dios
te va a ser fiel".
El 11 de mayo, sábado, de
1974, a las 8 y cuarto de la noche, y cuando Mugica se disponía a subirse a su
coche Renault 4-L azul, matrícula C-542119, estacionado junto a la iglesia de
San Francisco Solano, en la calle Zelada, 4771, donde había celebrado misa, fue
tiroteado por un individuo con bigotes achinados, que se bajó de un coche
estacionado muy cerca. Este personaje sería Rodolfo Eduardo Almirón, jefe de la
lopezreguista Triple A, luego jefe de custodia de Manuel Fraga Iribarne, en
España. Cinco disparos, de ametralladora "Ingram M-10", le afectaron
el abdomen y el pulmón. El tiro de gracia lo recibió en la espalda. El padre
Vernazza, que salió de la iglesia al oír los disparos, corrió a darle la
unción, y lo llevaron en un viejo Citroën; Mugica alcanzó a sonreírle y
guiñarle el ojo a Vernazza. El cuerpo agonizante de Mugica llegó al Hospital
Salaberry, donde murió. Moribundo, alcanzó a exclamar a una enfermera: "¡Ahora
más que nunca tenemos que estar junto al pueblo!" Eran las nueve
de la noche. El doctor Avelino Vicente Dolico, certificó que las causas del
fallecimiento fueron "heridas de bala de tórax y abdomen y hemorragia
interna".
El entierro fue una
multitudinaria manifestación. Sus villeros, a los que tanto quería, le llevaron
a hombros hasta el cementerio de La Recoleta, en el corazón del Barrio Norte.
La prensa -no toda- le calificó como "el santo villero".
Desde que se tuvo la
primera noticia de su muerte, muchos recordaron, que la revista El Caudillo,
portavoz oficioso de la ultraderechista Triple A, había publicado en diciembre
del 73, una "Carta abierta a Mugica", en la que se le advertía de
estar equivocado, y andar por la vereda equivocada. Por si fuera poco, se
sabía, que la escolta de López Rega había hecho ostentación pública de
ametralladoras "Ingram".
Más sorprendente todavía
fue la afirmación del impresentable Arzobispo Aramburu que le dijo al P. Héctor
Botán: "¡Ahora no me va a decir que Mugica no era montonero!". Los
sumos sacerdotes siempre de acuerdo con poder opresor...
Producida la muerte del P. Carlos
Mugica, tanto los Montoneros como la Triple A intentaron desvincularse del
episodio.
El P. Carbone fue llevado
clandestinamente a un encuentro del jefe de la agrupación Montoneros Mario
Firmenich, extrañamente ileso después del feroz proceso militar argentino.
"Si Ud. fuera discípulo de Carlos, estaría muerto, como él", le dijo
públicamente Marta Mugica -hermana de Carlos- a este detestable personaje de la
historia argentina.
La revista "El
Caudillo", por su parte, comenzó a exaltarlo hipócritamente como “modelo y
mártir".
Al morir, Mugica, se
convirtió en el símbolo de una generación, y en el primer mártir del MSTM.
Además de sus escritos,
recogidos en un volumen por el padre Vernazza, y publicados en 1984, este
sacerdote nos dejó un grandioso ejemplo de lo que es compartir la suerte de los
pobres, desde ellos.
En la obra Iglesia
Argentina, Memoria y Esperanza, Mugica es recordado así: "Mugica era una
imagen transparente, una suerte de provocador de conciencias, que en nombre del
evangelio no dudaba en enfrentar a los poderosos desde la perspectiva de los
pobres. Carlos Mugica era un profeta..."
Extracto de la entrevista "Un cura se confiesa" - Revista Siete Días - 1972
Carlos Mugica, a diferencia otros sacerdotes católicos, prefiere ignorar
ese halo paternalista, el status privilegiado que la sociedad se empecina en
otorgarle, para dar de sí -espontáneamente, sin premeditación- la imagen de lo
que cree ser: simplemente un hombre común, con toda la riqueza y las
limitaciones de los seres humanos; a lo sumo, siente quizá con más profundidad
que sus "hermanos" -palabra habitual en su vocabulario- una
problemática responsabilidad, ser también mensajero de sus conflictos.
Pero
esa humildad -que se refleja inflexivamente en su manera de vivir- no le
posibilitó soslayar una creciente popularidad alrededor de su figura. Lo
publicaron así sus declaraciones por radio y televisión: "El
socialismo -espetó en una de las emisiones del programa Tiempo
Nuevo, dirigido por Bernardo Neustadt, en Canal 11- es el régimen que menos
contraría la moral cristiana"; lo sacaron del anonimato
pronunciamientos tales como el que barbotó cuando Arturo Illia fue elegido
presidente de la Nación: "Hoy es un día triste para el país -dijo
Mugica el 12 de octubre de 1963-, una parte importante del pueblo argentino ha
sido marginado de los comicios y será dirigido por un hombre a quien sólo votó
el 18 por ciento de los electores".
El
fogoso sacerdote reconoce que fue arduo el camino recorrido para que pudiera
recalar, finalmente, en esas posiciones, "no extremas -defiende-
sino coherentes con la actual actitud de un grupo relevante de obispos de la
Iglesia Católica".
- Sin embargo, cuando
usted eligió ser sacerdote no enarbolaba las mismas banderas.
- En efecto. Ingresé al seminario hace 18 años, en 1951, y vivía en esa
época, el catolicismo individualista, fiel al slogan "salva tu alma".
Salvar mi alma, es decir: ir al Cielo,
buscar la felicidad, esa que está en Dios. Evidentemente era bastante egoísta
mi actitud, aunque también entonces cambió radicalmente mi vida, porque fue
cuando descubrí la alegría de vivir en Dios.
- ¿Quién es, qué es Dios?
- Definitivamente, Dios no es una
idea sino alguien. Dios es una persona que se entregó totalmente a mí y se dejó
matar por mí. Para mí Cristo es mi Señor, mi amigo, mi maestro, mi modelo de
vida. Su entrega tiene un valor especialísimo: Dios es un ser que en lugar de
servirse del hombre se pone al servicio del hombre y por eso todo hombre que da
su vida por los otros sea un ateo, un marxista, o lo que fuere-, ése,
verdaderamente se une a Cristo.
- ¿Quién consolidó en usted el cambio de actitud que se atribuye?
- Un sacerdote francés, el abate
Pierre, de quien todavía recuerdo una frase decisiva: "Antes de hablarle
de Dios a una persona que no tiene techo es mejor conseguirle un techo".
Es decir que conseguirle techo a una persona ya es hablarle de Dios. No nos
olvidemos que Cristo curaba a los enfermos, les daba de comer a los que tenían
hambre y de beber a los que tenían sed. Y no lo hacía para que después
escucharan el sermón sino porque esa es su manera de amar: agarrando al hombre
por entero. Antes de ingresar en el seminario yo tenía una visión
maniquea de la existencia. El alma era buena y el cuerpo malo. Eso viene de
Platón, y se metió en la Iglesia con San Agustín; aún perdura esa concepción,
sobre todo en lo relativo al sexo. Pero estamos viviendo un amplio proceso de
liberación para desterrar esa actitud individualista del seno de la Iglesia.
Antes, como muchos de mis compañeros que luego también evolucionaron, yo estaba
preocupado por la salvación de mi alma. Luego empecé a preguntarme ¿por qué
salvar mi alma y no mi cuerpo cuando esa división no es, precisamente, una
actitud cristiana? En la Biblia no se habla nunca de alma y cuerpo; la Biblia
es un libro muy carnal, muy concreto, en el cual se define al hombre como polvo
que respira.
- Muchos cristianos siguen aferrados a esa concepción maniquea (alma: buena;
cuerpo: malo). Y aún más: persisten en adoptar la posición que usted calificó
de individualista. ¿A qué se debe?
- A una visión distorsionada de
la realidad. El cristianismo es esencialmente comunitario. No decimos
"padre mío" sino "padre nuestro". Para entender claramente
esto basta con acercarse al pueblo. Estar en contacto directo con él. Cuando yo
estaba en el seminario iba a un conventillo de la calle Catamarca. Allí viví
algo muy especial - trascendente en mi evolución-; precisamente en el contacto
con los hermanos míos del conventillo descubrí lo que ahora llamaría el
subconsciente de Buenos Aires. El día que cayó Perón fui, como siempre al
conventillo y encontré escrita en la puerta esta frase: "Sin Perón no hay
patria ni Dios. Abajo los curas". Mientras tanto, en el barrio Norte se
habían lanzado a tocar todas las campanas y yo mismo estaba contento con la
caída de Perón. Eso revela la alineación en que vivía, propia de mi condición social,
de la visión distorsionada de la realidad que yo tenía entonces, y también la
Iglesia en la que militaba, aunque ya por esa época muchos sacerdotes vivían en
contacto directo con su pueblo.
-
¿Cuál cree que debe ser su verdadero compromiso con los argentinos, con su
pueblo?
- Pienso, siguiendo las directivas del Epicospado, que debo actuar desde el pueblo y con el pueblo: vivir el compromiso a fondo, conocer las tristezas, las inquietudes, las alegrías de mi gente a fondo, sentirlas en carne propia. Todos los días voy a una villa miseria de Retiro, que se llama Comunicaciones. Allí aprendo y allí enseño el mensaje de Cristo.
- Pienso, siguiendo las directivas del Epicospado, que debo actuar desde el pueblo y con el pueblo: vivir el compromiso a fondo, conocer las tristezas, las inquietudes, las alegrías de mi gente a fondo, sentirlas en carne propia. Todos los días voy a una villa miseria de Retiro, que se llama Comunicaciones. Allí aprendo y allí enseño el mensaje de Cristo.
Los signos concretos del mensaje de Cristo se pueden
detectar cuando Él dice: "En esto se conocerá que ustedes son mis amigos,
en el amor que se tengan unos a otros". Y el índice de mi adhesión al
mensaje de Jesucristo es mi amor real, concreto, palpable, por mis hermanos.
- ¿Cómo se manifiesta, cómo se materializa ese amor?
- Es muy
significativo que el capítulo 25 del Evangelio de San Mateo (versículos del 30
al 46) Cristo hable del Juicio Final en estos términos: "Cuando el hijo
del hombre vuelva con sus ángeles a juzgar a los hombres los reunirá a todos en
su presencia y va a separar a unos de otros como el pastor separa a las ovejas de
los cabritos. Entonces va a decir a los de su derecha: vengan conmigo benditos
de mi padre". Ahí se puede pensar, bueno, vengan conmigo benditos de mi
padre porque fueron a pie a Luján, o porque tuvieron mucha devoción a San
Cayetano, o porque hicieron y cumplieron muchas promesas, o porque dieron
limosna a la Iglesia. Pero Cristo no va a decir eso. Va a decir: "Vengan
conmigo, benditos de mi padre, porque tuve hambre y me dieron de comer, porque
tuve sed y me dieron de beber, porque estuve en la cárcel y me vinieron a ver,
porque estuve enfermo y me curaron, porque anduve desnudo y me vistieron".
Es decir que en el Día del Juicio Final vamos a encontrar a la derecha de Dios
a mucha gente que jamás pisó una iglesia y que sin embargo estuvo toda su vida
amando a Jesucristo, porque estuvo amando de una manera eficaz a su prójimo, a
sus hermanos. Y, lo contrario, Cristo va a decir a los de su izquierda estas
palabras terribles: "Apártense de mí, malditos, al fuego eterno".
¿Por qué? Bueno, ahí podríamos pensar que porque no hicieron la comunión
pascual, que porque no dieron limosnas. Y sin embargo, no. Cristo va a
decirles: "Yo tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron
de beber, estuve en la cárcel y no me vinieron a ver..." Y lo notable va a
ser que algunos preguntarán: 'Pero Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y no te
dimos de comer?' Y Cristo responderá: "Cada vez que no lo hicieron con uno
de éstos". Y es en ese terreno donde se manifiesta mi amor, mi compromiso
y el de todo hombre.
San Agustín fue muy claro al respecto: "Hay
muchos que parece que parece que están adentro de la Iglesia y sin embargo
están afuera". Es decir: son muchos los que fueron bautizados o tomaron la
comunión pero no tienen amor concreto por su prójimo. Son cristianos muertos,
no son cristianos. Por eso hay mucha gente que va a comulgar a misa, cree que
comulga pero solamente traga la hostia. Cree que recibe la comunión y no se da
cuenta de lo que eso quiere decir. Exactamente: común unión. Y si yo voy a
recibir la comunión y soy racista, o sectario, o un explotador que oprime a su
hermano, me dice San Pablo: "Ingiero el cuerpo del Señor indignamente; me
trago y me bebo mi propia condenación". Porque vivir en el egoísmo, eso es
el pecado. Aquel que se la pasa contemplándose el ombligo es un pobre hombre
que ya tiene el infierno en vida, que vive en el pecado.
- ¿Qué entiende por pecado?
-
Pecar es negarse a amar. No hay pecado sexual: hay pecado contra el amor.
Uno peca sexualmente cuando utiliza a una persona como cosa, como objeto. Por
eso aquellos que pretenden decir: "Ah, bueno, pero yo tuve relaciones con
una prostituta, para descargarme...", esos pecan doblemente. Están
contribuyendo con su actitud a mantener un estado de esclavitud, aunque sea
aceptado por la persona a la que esclavizan.
- ¿Cuál es, cuál debe ser la actitud del cristiano ante lo que usted llama el desorden establecido, la violencia organizada del sistema?
-
Del Evangelio no podemos sacar en conclusión que hoy, ante el desorden
establecido, el cristiano deba usar la fuerza. Pero tampoco podemos sacar en
conclusión que no deba usarla. Cualquiera de las dos posiciones significaría
ideologizar el Evangelio, que más que una ideología es un mensaje de vida.
Pasará Marx, pasará el Che Guevara, pasará Mao, y Cristo quedará. Por eso
pienso que es tan compatible con el Evangelio la posición de un Luther King
como la ideología de un Camilo Torres.
-¿En cuál de esas tendencias se enrolaría usted?
-
Se me ocurre que actualmente en la de la no violencia. Como dijo Monseñor
Devoto: "Yo no soy violento, pero no sé qué va a ser de mí si las cosas
siguen así". Pero ojo: pienso que hay muchos que exaltan la no violencia
ignorando lo que es. Porque Luther King, uno de sus principales teorizadores,
fue asesinado. Es decir: la no violencia no es quedarse en el molde sino
denunciar, poner bien de manifiesto la existencia de la violencia
institucionalizada. Y para eso también hay que poner el cuero. Pero que esté
claro: si yo ante el desorden establecido enfrento lo que llamo la
contraviolencia y logro reducir la violencia total, es legítimo que la use.
Pero si sólo exacerbo aún más la violencia del sistema contra el pueblo, no
puedo menos que pensar que es contraproducente que la utilice.
- Un cristiano, ¿Tiene derecho a matar?
-
No lo sé. Lo que sí está claro es que tiene la obligación de morir por
sus hermanos. Pienso que tenemos mucho miedo a la violencia por una actitud
individualista. De repente nos escandalizamos porque alguien puso una bomba en
la casa de un oligarca, pero no nos escandalizamos de que todos los días en las
villas miserias o en el interior del país mueran niños famélicos porque sus
padres ganan sueldos de archimiseria. La idea fundamental me parece que ésta:
el cristiano tiene que dar la vida por sus hermanos de una manera eficaz. Cada
uno verá de acuerdo con su ideología, de acuerdo con la valoración particular
que haga de la realidad, con la información que tenga, lo que tiene que hacer.
Aunque yo personalmente crea que el sistema menos
alejado de la moral y del Evangelio es el socialismo, se me ocurre que en la
Argentina tenemos que hacer nuestra revolución, nuestro socialismo, que no
necesariamente debe adaptarse a modelos preestablecidos. Además, estoy seguro
de que ese proceso pasa, aquí, por el peronismo.
- ¿Cuál debe ser para usted la ingerencia de la Iglesia en cuestiones económicas y políticas?¿Cómo justificar el poder económico, las relaciones de la Iglesia con el dinero?
- No se trata de justificar sino de analizar. El gran escándalo del Concilio Vaticano II fue que se tuviera que hablar allí de la Iglesia de los Pobres, cuando lo natural es que si la Iglesia viviera de acuerdo con la orientación clarísima que le dio Jesucristo, de acuerdo a como fue la Iglesia los primeros siglos, cuando todos poseían sus bienes en común repartidos según las necesidades de los fieles, no debería haberse mencionado el asunto. El cristianismo empieza a degradarse cuando se desarrolla el espíritu de propiedad, y al reconocerlo Constantino (año 313) como religión oficial del Imperio, otorgándole a la Iglesia poder político. Lo natural, insisto, en el Concilio Vaticano, hubiera sido que se levantara un obispo y dijera: "Un momento. ¿Por qué la Iglesia de los Pobres? La Iglesia también es de los ricos". ¿Por qué? Porque la Iglesia también tiene que evangelizar a los ricos, entendiendo por evangelizar a los ricos, ayudarlos a dejar de serlo. Lo cual no significa que tire todo por la ventana sino que ponga todos sus bienes al servicio de la comunidad. Es evidente que es un problema, porque si viene un empresario católico y me dice: "Yo que me convertí, padre, yo quiero realmente vivir el Evangelio", no me queda otro remedio que contestarle que cambie radicalmente el enfoque de su empresa, dándole participación efectiva en las ganancias a todos sus trabajadores. Claro, así la empresa se va a fundir en 15 días porque la competencia la mata. Entonces la otra respuesta para un empresario que quiera vivir realmente el Evangelio está en que se platee seriamente el problema de la revolución.
- Eso es lo mismo que dejar de ser empresario.
-
No necesariamente. Si Alberto José Armando (famoso empresario de los
70, presidente del Club Boca Juniors de Buenos Aires) viene a mí y me dice
"yo quiero cambiar" le contesto que bueno, que le saque todo el jugo
a los capitalistas que lo rodean y que con su fabulosas inventiva le cree al
pueblo situaciones en las que pueda ser realmente protagonista de su destino.
Extractos de Peronismo y Cristianismo - Carlos Mugica - Editorial Merlin - 1973
"¿Qué
es glorificar a Dios? No es ponerle veinticinco velas a los santos. No. Sí
ayudar a que un hombre sea más hombre. Si yo a este hombre lo ayudo a leer y
escribir, glorifico a Dios, porque lo ayudo a crecer como hombre. Ayudar al
hombre a ponerse de pie. No pararlo. El sólo se tiene que poner de pie.
Ayudarlo a ayudarse." "Antes que hablarle de Dios al hombre que no
tiene techo, hay que darle un techo. Darle techo ya es hablarle de Dios. Mejor
dicho ayudarlo a que se dé el techo es ayudarlo a ayudarse."
"Hay
un pecado personal, fundamental, que es el pecado del egoísmo. ¿Qué es pecar?
Es tratar a una persona como si fuera una cosa. No hay más que un solo pecado:
el pecado contra el amor. Cuando cosifico al otro, ahí hay pecado. Cuando utilizo
al otro, ahí hay pecado. Cuando respeto a la persona del otro, ahí hay
amor."
"Y
está el pecado colectivo o estructural... ¿Cuáles son las estructuras
opresoras? Aquellas que establecen un tipo de dominación de unos hombres por
otros. Yo pienso que el sistema capitalista liberal que nosotros padecemos es
un sistema netamente opresivo. No solo porque hay muy pocos hombres que se
aprovechan del fruto del trabajo de la mayoría, sino porque además las
relaciones que se establecen son relaciones de dominación. Relaciones
despóticas."
"Por
eso, como movimiento de Los Sacerdotes del Tercer Mundo propugnamos el
socialismo en la Argentina como único sistema en el cual se pueden dar
relaciones de fraternidad entre los hombres. Que cesen las relaciones de dominación
para que haya relaciones de fraternidad. Un socialismo que responda a nuestras
auténticas tradiciones argentinas, que sea cristiano, un socialismo con rostro
humano, que respete la libertad del hombre."
"Los
hombres están condicionados, determinados por las estructuras en las que viven.
Por lo tanto, tengo que amar a los seres humanos y amar las estructuras que
contribuyen a que esos seres humanos se realicen como hombres, a que vivan
creadoramente. Y debo tratar de destruir o modificar las estructuras que les
impiden vivir de esa manera. Y aquí entra todo lo que hace a la dimensión
política."
"La
liberación debería realizarse en todos los sectores donde hay opresión. En el
orden jurídico, en el político, en el cultural, en el económico y en el social."
"En
el orden cultural hay opresión porque el pueblo, y entiendo aquí por pueblo
fundamentalmente a los oprimidos, a los trabajadores, no tienen acceso a la
enseñanza superior y tienen difícil acceso a la secundaria y aun a la primaria.
A veces porque no hay bancos y si los hay porque los chicos tienen que lustrar
zapatos para que la familia aguante. Además de esto nuestra enseñanza es
tecnócrata y colonialista, para que no moleste, que no incomode el día de
mañana y se adecue a este sistema montado sobre la base del lucro."
"En
el orden económico y social, nuestra estructura económica es anticristiana y
opresora. Primero porque en lugar de estar la economía al servicio del hombre,
el hombre está al servicio de la economía."
"Segundo
porque lo social está subordinado a lo económico con las consecuencias que
acarrea." "En el orden social el índice de mortalidad infantil y de
desocupación son cada vez mayores."
"Es
un deber de todos los cristianos hoy, entrar en la lucha por transformar la
sociedad. Esa es la acción política, la acción que tiende a transformar, a
modificar la sociedad."
"La justicia se encarna en la vida entera de la sociedad. No basta darle a cada cual lo suyo en un plano meramente individual. No se trata de que los individuos ricos ayuden a los individuos pobres, sino que se trata de que los pobres dejen de ser pobres. Y hasta ahora, para que los pobres dejen de ser pobres no se ha inventado otro más que este sistema: que los ricos dejen de ser ricos. Hay que ayudarlos a los ricos a liberarse de esas riquezas que Los oprimen y que los llevan hacia el camino del infierno."
"Porque
si queremos que los dos millones y medio de hermanos nuestros que viven en las
villas miserias estén mejor, evidentemente algunos van a estar peor."
"Hoy
los cristianos no podemos rezar el padrenuestro si no hacemos algo eficaz para
que disminuya el índice de mortalidad, que en nuestra patria, aumenta día a
día. Lo mismo con respecto a las torturas; si yo no estoy haciendo algo para
que cesen las torturas, en la medida de mis posibilidades, soy co-torturador de
mis hermanos. Porque quizá no soy un opresor directo que comete la injusticia,
pero tal vez la consiento o no la reparo en la medida en que no me comprometo a
través de una acción política para cambiar las estructuras. El compromiso
político hoy, no es optativo, es obligatorio para los cristianos en sentido
amplio."
"El
problema de la violencia no es un problema virginal: a mí no me gusta la
violencia. Hay que ser un desnaturalizado para estar a favor de la violencia si
la opción fuera violencia-no violencia. El problema es que yo no puedo quedarme
pasivamente tranquilo ante la situación de terrible violencia
institucionalizada que estoy viviendo, porque si lo hago, soy un asesino de mi
pueblo que se está muriendo de hambre."
"Vivimos
en un sistema capitalista, en el cual el motor fundamental es el lucro. El
lucro es "el" motivo de este sistema económico." "Esta
sociedad es inmoral, no solamente porque las riquezas se reparten en forma
desigual, sino porque el tipo de hombre que propone esta sociedad es un hombre
alienado, un hombre inhumano, es el hombre consumidor, el hombre que
"tiene".
"Tenemos
que buscar otro tipo de sociedad y aquí aparece la reflexión sobre la
posibilidad de acceder al socialismo. ¿Cuáles son las pautas que debe tener en
cuenta un cristiano para saber qué sistema puede adecuarse mejor o no a sus
valores? Primero, el Evangelio; segundo el Magisterio de la Iglesia y después
los signos de los tiempos."
"Pensemos
en la comunidad prototípica, las primeras comunidades cristianas. ¿Qué se dice
en el libro de los Hechos de los Apóstoles?: ‘Todos los que creían vivían
unidos teniendo todos sus bienes en común, vendían sus posesiones y haciendas y
las distribuían entre todos según la necesidad de cada uno’. (Cap. 2, 44ss).
"La muchedumbre de los que habían creido tenían un solo corazón y una sola
alma y ninguno tenía por propia cosa alguna; todo lo tenían en común."
"No había indigentes entre ellos porque los dueños de haciendas y casas
las vendían y llevaban el precio de lo vendido a los apóstoles y a cada uno se
le repartía según su necesidad." "Dieciocho siglos más tarde Marx va
a pronunciar una frase evangélica cuando diga: ‘de cada uno según su capacidad,
y a cada uno según su necesidad.’"
"Si hoy realmente los que se dicen católicos en la Argentina pusieran todas sus tierras en común, todas sus casas en común, no habría necesidad de reforma agraria, no habría necesidad de construir ni una sola casa. Los casi tres millones de personas que viven en las Villas Miserias en la Argentina, o en conventillos infames y en cuevas –como los indios con los que estuve en Los Toldos – podrían vivir confortablemente bajo techo sin que se construya una sola casa más en el país. Sólo en Buenos Aires hay ciento diez mil departamentos vacíos. Si esta fuera una sociedad cristiana, la gente de las Villas tendría derecho a ocuparlos. Ya de hecho lo han concretado en Córdoba, un grupo de gente de una villa se apoderó de un monoblock. No han hecho más que recuperar lo que les corresponde. Porque cuando la gente dice "esto es mío", ¿quién decidió que es suyo?. El Código Civil Argentino. Pero el Código Civil fue una avivada de doscientas familias que ya se habían apoderado de las tierras y por eso podían decir: "cada uno tiene derecho a ser propietario de lo que tiene". Claro, si todos hubieran largado a cero kilómetro en materia de tierras, muy bien, pero los señores Pereyra Iraola y Menéndez Behety ya eran dueños de media Argentina cuando dijeron ‘hay que respetar la propiedad privada’. "
"En el fondo las discrepancias ideológicas se cierran en dos
alternativas, que son: una la alternativa capitalista, que se basa
fundamentalmente en que unos pocos sean dueños de los bienes de producción, es
decir de los bienes que producen bienes, o sea de las máquinas, donde el hombre
tiende al lucro. Esos pocos serán estos que dijo el apóstol Santiago: ‘los
ricos que oprimen a sus hermanos’.
"La otra alternativa es el socialismo, en el cual la comunidad es la que
tiene el control y la propiedad de los bienes de producción. No son de unos o
de algunos, sino de todos. El control popular sobre los medios de producción,
que lleve a que los bienes no sean de algunos sino de todos."
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