domingo, 18 de mayo de 2014

Por qué Karol Wojtyla no es santo de mi devoción - por Gabriel Andrade

Corrección de textos: Prof. María Valeria Segura

Sus siete pecados capitales

1- Por participar en el encubrimiento de las circunstancias que envolvieron la muerte de Juan Pablo I
a)   Por haber respondido con un cerrado silencio, sin admitir nunca abrir una investigación, a los argumentos del asesinato del 28 de setiembre de 1978 contra Albino Luciani de 65 años, ocurrido a los 33 días de su pontificado. Luciani se hallaba en perfecto estado de salud, según informó su médico personal Da Ros, contradiciendo a su Secretario de Estado -Jean Villot- el que prohibiera cualquier autopsia e hiciera embalsamar el cuerpo antes de las 24 horas de fallecimiento; hecho tal que está fuera de lugar y que hizo casi imposible  determinar si hubo infarto agudo -como se manifestó oficialmente la "Santa Sede" (difícil de creer en una persona con baja presión como Luciani)- o si fue envenenado con metales pesados.
b)   Por haber tomado su nombre como signo de continuidad pastoral petrina, para luego hacer todo lo contrario.
Paul Marcinkus junto a Wojtyla
    c)   Por no hacer limpieza de personajes nefastos dentro del Estado Vaticano, como el ex cardenal de Chicago, Paul Marcinkus, implicado desde el pontificado de Pablo VI en el vaciamiento de la Banca Católica de Véneto y ser uno de los sospechosos de la muerte de Juan Pablo I.
    d)   Por no hacer saneamiento en las finanzas del IOR y no apartar de su círculo de influencia a personajes como Roberto Calvi (responsable del vaciamiento por 1000 millones de dólares en el Banco Ambrosiano del que era presidente, y que Luciani tenía decidido avanzar para despegar al IOR del Ambrosiano; Calvi, luego “suicidado”); Michele Sindona (banquero siciliano con pedido de extradición desde Italia, cuyas pruebas de crímenes financieros poseía el IOR) o Umberto Ortolani  y Licio Gelli (dirigentes de la logia masónica P2) cuyo imperio se veía amenazado por las reformas propuestas de Luciani y también sospechosos por la muerte de Juan Pablo I.
e)   Por no hacer una pastoral más humana sobre las familias, como aseguran -el cardenal italiano Giovanni Benelli o el cardenal argentino Eduardo Pironio, amigos personales de Luciani, entre otros allegados- tenía en carpeta Juan Pablo I para tratar el 24 de octubre de 1978 (a menos de un mes de su muerte) sobre el control de la natalidad y los métodos anticonceptivos.
f)     Por no hacer un rechazo frontal a las dictaduras genocidas, como fue la voluntad de Luciani -y lo atestigua la lista de invitados a la asunción de su pontificado hecha por él mismo- en donde quedaban excluidos los dictadores latinoamericanos, luego ignorada por el Secretario de Estado Jean Villot.
g)   Por la no apertura a las teologías renovadoras, como sí la asumía Juan Pablo I.

2- Por rodearse de clero justificador de genocidas
Augusto Pinochet junto a Wojtyla
   a) Su Secretario de Estado, Ángelo Sodano, nuncio apostólico chileno durante la dictadura de Augusto Pinochet y amigo personal de éste. La carrera de Sodano es toda una síntesis del papado de Karol Wojtyla. Sodano, verdadero “padrino mafioso” del Vaticano, tenía negocios con los Legionarios de Cristo cuyo fundador fue el pedófilo Marcial Maciel. Un sobrino suyo fue uno de los asesores nombrados por Maciel para construir la universidad que los Legionarios de Cristo tienen en Roma, la Universidad Pontificial Regina Apostolorum. Su hermano Alessandro fue condenado por corrupción tras la operación  italiana "Manos Limpias". Su sobrino Andrea corrió la misma suerte en los Estados Unidos cuando el FBI descubrió que Andrea y un socio se dedicaban a comprar -mediante información privilegiada y por un puñado de dólares- las propiedades inmobiliarias de las diócesis de Estados Unidos que estaban en bancarrota debido a los escándalos de pedofilia. Toda una hermosa familia cristiana amparada por acción u omisión de Wojtyla, Dios sabrá.
Leopoldo F. Galtieri junto a Wojtyla
  b) Pío Laghi, nuncio apostólico argentino encubridor de la masacre de los padres palotinos, los asesinatos de los obispos Enrique Angelelli y Carlos Ponce de León y de cuanta persecución, secuestro y desaparición sufrió el rebaño en Argentina. Laghi, el que tuvo una conversación tres días posterior a la masacre de San Patricio con el padre Kevin O’Neill -superior palotino posterior al crimen- en la que manifestó que una embajada extranjera informó que habían sido fuerzas parapoliciales las que cometieron el crimen; pero prefirió callar. Laghi, quien después del atentado a Mons. Vicente Zazpe siguió callando y después de su muerte y como respuesta del Vaticano desde la Nunciatura, nombró al abusador Mons. Storni al frente del arzobispado de Santa Fe, sellando la confluencia de los intereses del Vaticano y de la Conferencia Episcopal Argentina en complicidad con los factores de poder que impusieron el terrorismo de estado y se beneficiaron a través del mismo. Laghi -quien posteriormente fuera premiado como delegado apostólico en Washington por Wojtyla- poseía una carpeta con nombres y fotos robadas durante el secuestro de desaparecidos argentinos durante la dictadura y cínicamente amonestaba a los familiares que le iban a pedir ayuda diciéndole que eran subversivos y que tuvieran "resignación cristiana", justificando el genocidio y haciendo una clara opción por ellos y sus intereses, como lo atestigua Ana Giacobe, cuando en una entrevista mantenida en 1978 la mujer fue a solicitarle ayuda por su marido Gustavo Ponce de León, secuestrado y desaparecido desde el 6 de agosto de 1976.
c)  Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del ultraconservador Opus Dei, amigo y
Wojtyla con Escrivá de Balaguer
justificador ideológico del genocida español Francisco Franco. Escrivá de Balaguer, amigo y protegido de Wojtyla, dictador egocéntrico, de concepciones apocalípticas y exponente de una mentalidad misógina, quien “contribuyó” con cientos de millones de dólares a las arcas del Vaticano para “comprar” la prelatura personal papal del Opus Dei -con lo que el grupo de allí en más sólo dio cuentas al papa Wojtyla, manteniéndose impune de cualquier control diocesano donde quisiera actuar- y que fue canonizado por Wojtyla en un vergonzoso proceso eclesial relámpago.

3- Por darle la espalda y librar a su suerte al arzobispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, quien fuera asesinado por sus enemigos
    a)  Por hacer una política de estado el dejar sin protección a los sacerdotes y obispos que encarnaban en América latina la opción por los pobres frente a las dictaduras criminales y sus aliados de las burguesías nacionales, apoyando directa o indirectamente con actos o silencios a cuanta dictadura genocida de derecha hubo durante su pontificado, y jamás haber condenando explícitamente a la Doctrina de la Seguridad Nacional. 
   b)  Porque al año siguiente de ser electo -1979-, monseñor Romero le entregó un informe sobre la espantosa violación de los derechos humanos en El Salvador y Wojtyla lo ignoró y le recomendó a Romero que trabajara “más estrechamente con el gobierno”. Romero -asesinado el 24 de marzo de 1980 por un comando paramilitar de la extrema derecha salvadoreña mientras celebraba una misa- enfrentó a los militares para rogarles que no asesinaran a su pueblo, recorrió barriales, zonas castigadas por la represión y la violencia, defendió los derechos humanos y los pobres. Encarnó en su figura “una Iglesia pobre para los pobres” y lo pagó con su vida, como tantos otros padres a quienes el Vaticano de Wojtyla tildaba de marxistas o comunistas sólo porque se implicaban en causas sociales.
c)   Porque Wojtyla le falló al Evangelio en América latina y a quienes, desde una modesta Iglesia, osaron decirles no a los asesinos de sus pueblos. Si Wojtyla contribuyó en Europa del este a la caída del bloque comunista, en América latina favoreció la caída de la democracia y la permanencia nefasta de las dictaduras y su ideología apocalíptica. Un detalle atroz se suma a la ya incontable deuda que el Vaticano tiene con la justicia y la verdad: el expediente de beatificación de monseñor Oscar Arnulfo Romero sigue bloqueado en los meandros políticos de la "Santa Sede".

4- Por hacer del Vaticano una cueva de ladrones
a)  Porque en una trama donde hay mucha sangre, Wojtyla se asoció -consciente o inconscientemente- con malandras para alimentar con fondos secretos las arcas del IOR (Banco del Vaticano) y no aceptar los controles bancarios europeos sobre el mismo, funcionando así como un paraíso fiscal para lavar dinero sucio de la mafia, prelados corruptos y cuanto poderoso quisiera usar este banco vaticano para sus delitos financieros, con tal que una tajada de ese dinero sucio quedara para las arcas de Roma.
b)  Por hacer del Vaticano el "aguantadero" de Paul Marcinkus, ex arzobispo de Chicago, banquero del Vaticano y prófugo de la justicia italiana, con conexiones con la logia masónica P2 de Licio Gelli, implicados en el vaciamiento del Banco Ambrosiano, y relacionado con “suicidios” como el del banquero Roberto Calvi y la muerte “natural” de Juan Pablo I.
c)  Por aceptar elevar a “Prelatura Papal” al Opus Dei de Escrivá de Balaguer -lo que eximió al grupo de cualquier control diocesano en todos los países del mundo- a cambio de millones de dólares para salvar las finanzas de estado.
Wojtyla estrechando la mano del
representante del imperio Ronald Reagan
 d)  Por aceptar a Candessus -dirigente del FMI durante los últimos tiempos de su papado, implementador de severísimos "ajustes estructurales" a los países pobres para "modernizar" y hacer "más eficiente" (¿para quién?) sus economías, privatizándolas (despojando a los países de sus últimos bienes nacionales) e introduciéndolas en la globalización (es decir, sometiendo sus mercados al desigual comercio exterior), produciendo el período de mayor concentración de la riqueza y mayor desigualdad de toda la historia universal- y, encima, tolerar su famoso discurso a los empresarios “cristianos” en el que les atribuyó corporativamente el "cumplimiento" de la Buena Noticia de la liberación de los pobres (Lc 4, 16ss) (?) e incorporarlo -tras su jubilación a la dirección del FMI- a la Pontificia Comisión de Justicia y Paz del Vaticano, en un claro reconocimiento por parte del estado religioso de su misma ideología, contraria al Evangelio.
Wojtyla estrechando las manos
del nuevo representante del imperio,
el genocida George Bush
  e)  Por la bendición al Instituto para la Religión y la Democracia (IRD) que durante las administraciones Reagan fue diseñado oficialmente para participar en la lucha ideológica internacional poniendo la esa religión al servicio del capital neoliberal internacional, combatiendo "teológicamente" las revoluciones de los pobres, las comunidades de base y la teología latinoamericana de la liberación, como confesaron los propios "Documentos de Santa Fe".
     f)    Por no apoyar explícitamente el movimiento ecologista, ya que hubiese ido en contra de la super explotación capitalista de ideología neoliberal.

5- Por hacer de la teología del Vaticano un oficio de inquisidores
a)   Por coaccionar, sancionar y expulsar a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe a más de 350 teólogos que querían difundir las enseñanzas del Evangelio, convirtiendo a este estado en un antro de los peores conservadores eclesiásticos del planeta.
    b)  Porque en sus 27 años de pontificado ningún obispo latinoamericano ligado a la acción social o a la Teología de la Liberación fue nombrado cardenal. La respuesta está en una frase de otro de los más dignos representantes de la “Iglesia de los pobres”, el fallecido arzobispo brasileño Hélder Cámara: “Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron comunista”.
 c) Porque aceptó gustoso a los teólogos del neoconservadurismo, como Michael Novak, que justificó teológicamente el neoliberalismo -en vez de sincerarse y señalarlo culpable de la creciente pobreza y la destrucción del planeta- y que hasta identificó al "Siervo de Yahvé" con la "corporación transnacional moderna" (?) y, aunque es católico, nunca fue amonestado, ni siquiera mínimamente.
     d)  Por destruir todo lo que pudo al Concilio Vaticano II, ejerciendo un restauracionismo católico que llega hasta la eclesiología del Vaticano I. 
     e)  Por pretender instaurar el pensamiento único desde el poder central de Roma, avasallando la espiritualidad de los distintos pueblos del mundo como si el Espíritu Santo soplara sólo desde el eurocentrismo romano.
f)  Por destruir el CELAM, atacando solapadamente al documento de Puebla, manipulando obscenamente la conferencia de Santo Domingo y no permitiendo un trabajo similar en África y Asia.
g)  Por firmar la Dominus Iesus, documento de una soberbia increíble que pretendió la sepultura del ecumenismo y el pluralismo religioso.
h) Por hacer un tratamiento vergonzoso de injustificable tolerancia a Lefèbvre y su movimiento de reminiscencias medievales.
i) Por ser continuador de una propuesta misógina, profundizándola, como si la mujer dentro de la iglesia no fuese una mayoría y no tuviese la misma dignidad que los varones. Por esto mismo es que el Vaticano no ha podido firmar la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
j) Por seguir manteniendo el celibato obligatorio y excluyente para los sacerdotes, aun en pleno siglo XXI, sin atender las necesidades pastorales de vastos sectores de la comunidad cristiana, tanto como las humanísticas de los propios ministros; en una norma canónica que tiene más que ver con las necesidades económicas de la institución (que los sacerdotes no tengan familias que los hereden, motivo por el cual se creó la norma) que con motivos evangélicos.
k)   Porque en su catecismo de 1992 sigue aceptando la pena de muerte (2266 CIC) que aún sigue vigente.

6- Por promover y encubrir a sacerdotes y obispos abusadores de menores
Marcial Maciel bendecido por Wojtyla
    a)   Porque entre otros tantos horrores, promovió y encubrió a pedófilos como Marcial Maciel, quien solía repartir sobres con dinero y favores para comprar el silencio de las jerarquías, denunciado por el ex sacerdote mejicano Alberto Athié quien renunció en el año 2000 al sacerdocio y se dedicó a la investigación y denuncia de los abusos sexuales cometidos por clérigos y organizaciones. En 2004, antes de la muerte de Wojtyla, Maciel fue honrado en el Vaticano. El “dossier” Maciel había sido bloqueado en 1999 por Wojtyla y mantenido en estado de invisible por el ya nombrado Angelo Sodano, número dos de Wojtyla durante 15 años como secretario de Estado del Vaticano. Las investigaciones reabiertas por Ratzinger demostraron que Maciel era un pederasta, tenía dos mujeres, tres hijos, se movía con varias identidades diferentes y manejaba fondos millonarios. Las denuncias previas nunca habían pasado el paredón levantado por Sodano y el hoy “santo” Wojtyla.
Marcial Maciel sigue siendo bendecido
por Wojtyla 20 años después
     b)   Porque, en general, los crímenes de los sacerdotes pedófilos se mantuvieron ocultos para no perjudicar el “buen nombre” de la institución-iglesia, sin el menor sentido de justicia hacia las víctimas inocentes. Existe un gravísimo informe realizado por tres cardenales eméritos que habría reforzado la voluntad de renunciar del anterior papa, Joseph Ratzinger, al verse sin fuerzas para cambiar esto. En ellos se comprobaba un ambiente de promiscuidad, de luchas de poder entre “monsignoris”, una verdadera red conspirativa de prostitución gay en el Vaticano, que se agudizó en el papado de Wojtyla. Desde los comienzos de este pontificado la “Santa Sede" ha venido dando a los obispos instrucciones secretas y amenazándolos con severas penas canónicas para que los abusos sexuales contra niños cometidos por clérigos se mantengan en estricto secreto.

7- Por no haber hecho nunca la opción por los pobres
   a)   Por no asumir su obligación profética de tomar y hacer tomar conciencia del carácter conflictivo de la so­ciedad a partir de la realidad escandalosa de los desequilibrios económicos, políticos y sociales; y de la realidad disyuntiva desde esos lugares en donde la opulencia de unos pocos tiene relación directa con la miseria de muchos.
     b)   Por no asumir nunca un elemento de ruptura, y hasta de éxodo, res­pecto del lugar de los poderosos y sus opciones de muerte con respecto a su rebaño injusticiado.
     c)   Por no introyectar entonces una opción conciente -que le era obligatoria como pastor universal- por el lugar social de los injusticiados, por no ubicarse desde él, con un deseo de identifica­ción con éstos, lo que debió expresarse en un movimiento de salida hacia su encuentro y de encarnación en su mundo y sus intereses de forma real, concreta y efectiva. 
    d)   Por no asumir conciente y activamente la causa de los po­bres, lo que implicaba una opción política de solidaridad activa con sus luchas mediante una praxis histórica de transformación social concreta, con lo que debió haber utilizado las me­diaciones políticas necesarias en cada caso, lo cual nunca sucedió.
    e)   Por no asumir el destino propio de los injusticiados, pobres, aunque le costara desde un simple desprestigio hasta la muerte, pasando por el despojo de todo privilegio, de enemistades, persecución ideológica y hasta el martirio, como así también de desprestigio e incomprensiones por haberse encarnado en el mundo y en los intereses de los injusticiados al asumir la defensa activa de su causa.


Más allá de las buenas intenciones que pudo haber tenido el papa polaco -cosa que sólo sabe y corresponde juzgar a Dios- declarar santo a Karol Wojtyla es olvidarse del abrumador catálogo de graves pecados terrestres que pesan sobre él dado el ministerio que ocupó. Presidió los destinos de la Iglesia con modos que terminaron siendo infames y corruptos. Donde Jesús en el desierto rechazó las tentaciones, Wojtyla fraqueó, calló y aceptó. Pero a diferencia de Pedro que negó tres veces al Señor y luego se arrepintió y puso su vida al servicio del Evangelio hasta su martirio, Wojtyla -hasta donde sabemos- jamás hizo público un arrepentimiento.
Se ha promovido a la categoría de santo a un hombre que, sabiéndolo o no, ha quedado con las manos sucias, con una actitud para nada evangélica de encubrir a violadores de niños, de besar a dictadores y legitimar con ello el tendal de muertos que dejaban en el camino, de dejar negociar beneficios con la mafia, que ha sacrificado en nombre de los intereses de Europa del Este, la misericordia y la justicia de otros, entre ellos los de América Latina.
Se ha canonizado a un hombre con dotes actorales -trabajados desde su grupo de teatro en su juventud- que ha estado en pose para lograr simpatías pero no ha ejercido el Evangelio en lo que es esencial. El papa “viajero”, el papa “amable”, el papa “de los jóvenes”, fue un hombre tan agradable como ortodoxo, dogmático y cerrado que desprotegió a las víctimas de los abusos sexuales y a los propios pastores de la Iglesia cuando éstos estuvieron en peligro de muerte. Su visión y sus necesidades estratégicas siempre se opusieron a las humanas. 
Se ha ignorado la memoria de las víctimas y negado su reparación histórica ¿Ante quién se arrodillarán en adelante las víctimas de los abusadores sexuales y de las dictaduras?
Podemos levantar todos juntos un lugar apacible y justo en la memoria con las imágenes del padre Mugica, de los padres palotinos, de Mons. Enrique Angelelli, Carlos Ponce de León, Oscar Romero o de tanto mártir casi anónimo para reencontrarnos con la beatitud y el sentido de quienes, por un ideal evangélico de justicia e igualdad dignidad de todos los Hijos de Dios.
He allí lo que debería ser la vida de alguien declarado santo, trascendiendo la pequeñez de una vida personal terrena en la grandeza trascendente de su misión.

¡Perdónalos Padre, no saben lo que hacen! (Lc 23, 34)

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