jueves, 15 de enero de 2009

Piñami Chico a los obispos de Bolivia

Piñami Chico 7 de septiembre del 2008-09-07

A los Obispos de Bolivia, a todos los cristianos del País, collas, cambas, prefectos, ciudadanos en general.
La comunidad cristiana de Piñami Chico, de la diócesis de Cochabamba, reflexionando sobre el Evangelio de este domingo 7 de septiembre, relacionándolo con los hechos de violencia y de racismo, sucedidos en los últimos días en el Oriente, hemos tomado la resolución de dirigirnos a ustedes en la libertad que nos da el ser cristianos y hermanos, para decirles:
Todos los bolivianos/as somos hermanos/as, independientemente de la religión que profesemos y de la cultura a la que pertenezcamos. Pero si pensamos que la mayoría somos cristianos y católicos, bautizados en Cristo, hijos del mismo Padre, que llevamos a nuestros hijos a la catequesis y los acompañamos en la misma Comunión y que recibimos los mismos sacramentos y que les hablamos de Jesús y su Evangelio, con mas razón queremos decir que somos hermanos.
En el Evangelio de hoy hemos leído que Jesús nos dice: “Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo a solas y, si se corrige, habrás ganado a tu hermano. Si no, toma a otros cuantos como testigos y corrígelo. Si no, díselo a la comunidad…”
Estamos dolidos por lo que está ocurriendo entre hermanos bolivianos y cristianos, por lo que está ocurriendo de pecado en los departamentos del Oriente del País, y queremos decirles en nombre de Dios que basta ya de agresiones a indefensos, a policías desarmados que cumplen con su labor, a mujeres ambulantes que buscan pacíficamente el sustento del día. Hay quien habla que esto es prácticamente una guerra civil. No es así como nosotros lo vemos. En realidad son agresiones unilaterales, del más fuerte al más débil. No es esto lo que profesamos cuando vamos a misa o recibimos la comunión o bautizamos a nuestros hijos. A todos nos han enseñado el respeto, el amor al prójimo, el sentido de la justicia y del bien común. Todos enseñamos a nuestros hijos a perdonar y a pedir perdón.
A los obispos queremos decirles que se pongan en medio del pueblo y nos recuerden estos principios que hemos aprendido de Jesús, y que ellos nos enseñan, que nos digan que es la hora de ponerlos en práctica, que nos los digan a todos sin miedo en todos los medios de comunicación y en las iglesias y les digan a nuestros sacerdotes, religiosas y religiosos que nos prediquen la verdad de Dios sin pelos en la lengua.
Nosotros somos campesinos y participamos del proceso de cambio que se está dando en el País. Es algo que hemos estado esperando desde muchos años y recibimos con mucha alegría y esperanza el acceso a la Presidencia de uno de los nuestros, el Presidente Evo Morales. Constatamos que esta alegría y esperanza la compartimos con el 67.4 % del País. Nosotros le damos gracias a Dios por ello y creemos que lo mismo hacen todos los pobres de nuestra Patria.
Al otro 33% de hermanos/as les decimos que no tengan miedo. Nuestro Presidente no ha llegado a meter a los contrarios a la cárcel ni los ha hecho torturar ni hay desaparecidos ni muertos por la represión, como ha ocurrido en épocas pasadas. Es un cambio pacifico el que se está produciendo por la presión de los pobres y por tantas penurias padecidas, pero nadie quiere matar ni hacer desaparecer a nadie ni quitarle el derecho a seguir viviendo. Entiéndanlo, por favor.
Estamos dolidos cuando vemos en la TV apalear a hermanos/as nuestros, indefensos, personas mayores, mujeres, a manos de jóvenes armados de palos y chicotes y de los insultos con que los humillan. ¡Somos hermanos¡ A lo mejor hemos participado el domingo en la misma Eucaristía. Nos avergüenza que nuestros hijos vean esto, cuando los llevamos a la catequesis y saben que Cristo enseña lo contrario.
Estamos extrañados de que los obispos no hablen ni intervengan ni denuncien estos atropellos, como esperamos. Volvemos a rogarles: Hablen en nombre de Dios. Y, si los violentos no les hacen caso, “considérenlos como publícanos y pecadores”, nos dice Jesús en el Evangelio de hoy. ¿No ven que, si no, da la impresión de que estuvieran de su parte? Al invitar a todos en general a un dialogo y al decir que depongan todos las violencia, meten a todos en el mismo saco. Y ahí si que nos quedamos escandalizados todos los pobres por nuestros pastores, porque a quien hay que denunciar es a los prefectos del Oriente y a los jóvenes que les hacen caso. El oficialismo no ha atentado de esta manera contra nadie ni contra el Estado. Esto es lo que hay que denunciar en serio con los pobres, cuyos intereses se ven afectados, porque los otros es con la rabia de perder sus privilegios que actúan, para que los demás les sigamos sometidos.
Muchos de nosotros, hemos aprendido de nuestros sacerdotes y formadores que la Iglesia latinoamericana tiene una opción tomada por los pobres, desde Medellín, Puebla y que la ha confirmado el año pasado en Aparecida. No se puede dejar en letra muerta todo esto: es la hora de ponerlo en práctica. Para nosotros es un tiempo bonito, que nos da la oportunidad de poner en obra mejor el Evangelio y el sueño de tantos cristianos de nuestro Continente, por el que dieron la vida muchos de ellos.
Quisiéramos que esta carta llegue al mayor número de personas. Que nadie tenga miedo a los cambios. Es la hora de compartir. No es posible el bochorno e una Bolivia rica llena de pobres. Si hay para todos, favorezcamos el reparto. ¿Cómo se entiende una familia en la que unos son ricos y otros son pobres? En nombre de Dios y Maria, su madre y nuestra Madre, que se acaben las violencias, los insultos, las amenazas, los destrozos. Hagámoslo por nuestros hijos y por el bien de todos.
(11 de septiembre, jueves).- Hoy, cuando vamos a publicar la carta, que hemos revisado entre varios miembros de la comunidad y por eso se ha retrasado el envío, vemos con indignación y vergüenza los destrozos hechos en Santa Cruz y El Oriente: toma de instalaciones publicas por parte de jóvenes armados de palos y mazas, que han saqueado y destruido oficinas del Estado, el INRA y la TV estatal, que han amedrentado e insultado a periodistas y otras personas honestas, la voladura de un gasoducto etc. Esto confirma lo que decimos: No hay que condenar a todos por igual. Estos son los violentos. Por lo tanto, si se invita al dialogo hay que ponerse del lado de los violentados, sin mediar, como si los violentos tuvieran igual razón. Porque, además, los violentados, somos el 67.3% del País y los otros son la minoría .En el dialogo hay que concederle la razón a las mayorías, so pena de querer desautorizar a las urnas, con el pretexto de que no se enrabien los otros. Que todas las personas de bien de Bolivia condenemos esto, les quitemos la autoridad a esos prefectos que piden al gobierno “volver a la legalidad”. Son ellos los ilegales. Digámoslo todos sin rodeos, los obispos, los religiosos y religiosas, los maestros, el defensor del pueblo, los DDHH, el Ejército, todas las confesiones religiosas. Que nadie quede sin manifestarse. No digan que hay violencia de lado y lado. No es cierto. Solo la están ejerciendo esas minorías enardecidas y ciegas de la “Media Luna”. Y hay que quitarles la razón con la denuncia y la no-violencia, para no entrar en su juego. Que se vean solos, pues son bien pocos, aunque ruidosos y peligrosos.
Comunidad Cristiana de Piñami Chico

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