¿Pobrología, ptocología o Cristología?LAS EXTRAÑAS ACUSACIONES DE CLÓDOVIS BOFF por José Comblin (Teólogo)(Traducción de Juan Ángel Dieuzeide- Bariloche - Argentina)Adital -
Como varios amigos, quedé estupefacto cuando leí las acusaciones hechas por Clódovis Boff a la teología que él llama teología de la liberación. No existe ninguna institución llamada teología de la liberación, de modo que muchos pueden preguntarse si son de la teología de la liberación o no. La acusación hecha a la llamada teología de la liberación es totalmente indefinida.Clódovis no cita nombres y no da ninguna referencia, ninguna, a las obras de algunos autores que serían los incriminados. No cita las páginas en que están los errores. La acusación es la siguiente: la teología de la liberación sustituyó a Cristo por el pobre. El pobre ocupa el lugar del Cristo del cristianismo. Esa sustitución es tan fuerte, que los teólogos de la liberación han sustituido la cristología por una pobrología.Esta acusación es espantosa. Suprimir el lugar central de Cristo es dejar de ser cristiano. En la palabra de Clódovis, los teólogos de la liberación - cuyos nombres no aparecen - ya no son cristianos. Ya están fuera de la Iglesia. Los sacramentos que celebran o reciben son sacrilegios. Clódovis es mucho más severo que la Sagrada Congregación para la Defensa de la Fe, porque condena a muchos de una sola vez. Además, los teólogos de la liberación quedan totalmente desacreditados en el pueblo de Dios. Deberían ser evitados, porque podrían contaminar a almas inocentes.No existe lista oficial de los teólogos de la liberación. Pero hay algunos nombres que eventualmente podrían entrar en una lista no oficial y sujeta a revisión si algunos no aceptan esa identificación. Quiero dar testimonio de que los teólogos de la siguiente lista, que conocí o conozco personalmente, creen en el lugar de Cristo en el cristianismo y no defienden la pobrología. Quiero defender públicamente a Gustavo Gutiérrez, Juan Luis Segundo, Ronaldo Muñoz, Joâo Batista Libânio, Luiz Carlos Susin, Cleto Caliman, Leonardo Boff, Carlos Palácio, F. Taborda, Agenor Brighenti, Jon Sobrino, I. Ellacuría, Pedro Trigo, Luis del Valle, Carlos Bravo, Miguel Concha, Virgilio Elizondo, Hugo Echegaray, Víctor Codina, Alberto Parra, Roberto Oliveros, José Luis Caravias, Pablo Richard, Paulo Suess, Diego Irrarázaval, Marcelo Barros, Juan Hernándes Pico. Estos teólogos creen en el lugar central de Cristo y no sustituyen a Cristo por los pobres. Todos quieren destacar el lugar que ocupan los pobres en la revelación cristiana, pero nadie los coloca en el lugar de Cristo. Pero todos son sospechosos. No quiero citar nombres de teólogas para que no sean expuestas a sospecha, pero ninguna se aproxima ni de lejos a la tesis de la pobrología. Además, ellas se identifican más con la teología femenina que con la teología de la liberación.Yo mismo no sé si puedo estar en la lista y me pregunto si yo también no pongo a los pobres en el lugar de Cristo, y ya no sería más cristiano. Sin embargo, muchas personas me consideran cristiano. ¿Yo estaría engañándolas? ¿Cómo salir de la duda? Hay ciertamente teólogos que no conozco personalmente. ¿Los culpados estarían entre ellos? De cualquier manera, ya que la acusación es general, a todos los nombres citados les toca.Encontré mucha petulancia, parta no decir inconsciente arrogancia, en esa manera de acusar a todos los colegas teólogos latinoamericanos, como si él fuese el don de la verdad. Si encontró en algunos escritos algunas expresiones que no entendió bien o que suscitan dudas, que se acuerde del principio de la caridad: cuando no entiendo bien una expresión, debo darle al autor el beneficio de la interpretación más favorable, hasta que argumentos convincentes vengan a demostrar lo contrario. El autor podría decir que escribió dentro de un género literario, el género requisitorio, lo cual explicaría o justificaría sus expresiones inflamadas. Usó el lenguaje del procurador. No se debería tomar tan literalmente las acusaciones que son, antes que nada, ejercicios de elocuencia.Sucede que hay lectores que van a tomar literalmente las acusaciones. Pueden inclusive abrir procesos. Las denuncias recuerdan un hecho histórico que podría ser un precedente me acuerdo del P. Roger Vekemans que, para mi confusión, era del país en que nací (Bélgica). Después de Medellín, Vekemans le declaró la guerra a Gustavo Gutiérrez y le prometió que lo iba a destruir. Dejó Chile, se fue a Colombia y fundó un centro DESA, dedicado exclusivamente a atacar y denunciar a la teología de la liberación. Vekemans lanzó el tema de la teología de la liberación como fachada que esconde el marxismo en la Iglesia. Según él, la teología de la liberación era la penetración del marxismo en la Iglesia. Era una corrupción total del cristianismo.Vekemans fundó una revista para repetir indefinidamente las mismas denuncias. Hay una frase famosa de Voltaire en la que dice que repitiendo siempre la misma mentira siempre produce un efecto. Fue eso lo que hizo Vekemans. Tuvo bastante éxito. Le aportó a Alfonso López Trujillo toda la documentación para atacar a los teólogos de la liberación. Éste fue más arriba. La Instrucción del cardenal Ratzinger sobre la teología de la liberación repite todos los argumentos de Vekemans.Es verdad que el Papa Juan Pablo II proclamó que la teología de la liberación estaba muerta. Pero de repente ahora en Roma pueden descubrir que todavía no estaba totalmente muerta y necesita un golpe final.La nueva herejía ya recibió un nombre: pobrología. Darle un nombre es muy peligroso, porque las personas se contentan con repetir el nombre, lo que las dispensa de leer las obras. El nombre inclusive no es muy adecuado literariamente. Mezcla el portugués ( o el español ) con el griego. Todas las palabras que terminan en 'logía' comienzan con una palabra griega: teología, cristología, pneumatología, antropología, cardiología, oftalmología, ecología, psicología, oncología, dermatología, etc. Aquí debería ser 'ptochología' ( o ptojología ) , ya que en griego, pobre se dice 'ptochos' ( o ptojos ). Clódovis multiplica los argumentos para mostrar que Jesús está en el centro del cristianismo. Nadie va a estar en desacuerdo. Es como enseñarle el catecismo al señor cura. Pero esa repetición de los argumentos parece insinuar que los teólogos de la liberación son muy ignorantes de la cristología. Entonces muchos lectores van a pensar que esos teólogos son realmente muy ignorantes ¿Qué se consigue con eso?Los que van a sufrir con esas controversias son los pobres. Los teólogos tienen la comida garantizada, casa garantizada. Si son condenados, no van a sufrir mucho. Los que van a sufrir son los pobres en la medida en que la Iglesia se desinterese de ellos por miedo de caer en una herejía. Siempre le oí decir a Gustavo Gutiérrez que la teología de la liberación puede morir y no importa. Lo que importa son los pobres. Para un cristiano la teología es algo completamente secundario y dispensable. Pero los pobres no son dispensables. No se puede ser cristiano sin recibir el mensaje que viene de los pobres.Algunos pueden llegar a exasperarse por la preocupación constante por los pobres. Recuerdo una frase que se hizo famosa y que fue pronunciada por un alto dignatario eclesiástico. Don Leónidas Proaño fue obispo de Riobamba en Ecuador durante 30 años. En su diócesis los indios constituyen el 80% de la población. Cuando llegó a su diócesis, descubrió el estado de horrible miseria de los indios, tratados como animales. Dedicó su vida a la liberación de los indios, a la liberación cristiana. Vivió pobre, visitó constantemente los poblados de la montaña donde viven los indios. Su casa estaba siempre abierta para los indios que venían a la ciudad para vender las pocas cosas que podían vender. Lo primero que hizo Don Leónidas fue organizar una casa de acogida en la ciudad para que los indios pudiesen bañarse, porque en las montañas falta agua. Lo segundo que hizo fue la reforma agraria en dos estancias ( haciendas ) de la diócesis, en las que descubrió los instrumentos de tortura que se usaban para forzar a los indios a trabajar.Fueron 30 años de lucha. Basta ver a los indios hoy en día para ver que su trabajo no fue en vano. Hace Algunos meses el presidente de la república fue a Riobamba para proclamar a Proaño patrimonio de la patria. La asamblea constituyente decidió que sea obligatorio en todas las escuelas del país enseñar la vida y las enseñanzas de Proaño. Un día un periodista le preguntó a esa alta personalidad eclesiástica qué pensaba de Don Leónidas Proaño. La personalidad respondió: "Es un hombre muy bueno. ¡Pero tiene la manía de los indios!" Entonces podríamos también decir de algunos teólogos: "Es un hombre bueno. ¡Pero tiene la manía de los pobres!"Comprendí mejor la centralidad de los pobres en el cristianismo en un episodio de mi vida. Fue en Ecuador también. Fue en 1976, cuando 17 obispos fueron detenidos ( presos ) en Riobamba. Había también unas 40 personas; sacerdotes, religiosas, laicos y laicas. Entre ellos estaba Adolfo Pérez Esquivel, premio Nóbel de la paz. Yo estaba allí. Fuimos todos llevados por soldados armados con metralletas hasta un cuartel de Quito y dejados en una sala, sin explicación. En medio de la noche, algunos obispos pensaron que sería muy bueno celebrar la Eucaristía. Pero, ¿cómo encontrar pan y vino? Una señora ecuatoriana fue a hablar con los soldados y logró convencerlos de que trajesen algo de pan y vino. Celebraron la Eucaristía. Ahora bien: ese mismo día uno de los obispos, Don Parra León, obispo de Cumaná en Venezuela, celebraba sus 50 años de sacerdocio. Estaba tan emocionado, que lloraba. Entonces dice: "Hace 50 años que celebro la Eucaristía todos los días sin perder ningún día. Pero sólo ahora entiendo".Se puede celebrar la Eucaristía pensando en todo lo que enseñan los teólogos y los liturgistas. Se puede celebrar con mucha piedad y devoción, con muchos sentimientos de amor, pero sin entender. No se entiende la Eucaristía, y de modo general no se entiende a Jesucristo, a partir de la piedad, de los sentimientos religiosos o a partir de los conocimientos teológicos. Todo eso es secundario y no permite penetrar en la realidad. Cuando el obispo estaba preso (aunque era una prisión muy suave) estaba en una situación de impotencia, era pobre. Entonces entendió.Clódovis quiere resaltar que el fondo de la teología es profesar: "Cristo es el Señor". Pienso que todos los teólogos saben eso y que nadie lo va a discutir. Pero el problema es otro. El problema es ¿Quién dice "Cristo es el Señor""¿Dónde? ¿Cuándo?El general Videla decía "Cristo es el Señor". El general Pinochet decía: "Cristo es el Señor". ¿Era fe? ¿O era blasfemia? La elite latinoamericana que oprimió a los pueblos durante 500 años siempre proclamó: "Cristo es el Señor". ¿Era un acto de fe? ¿Aún es un acto de fe?Ese es nuestro problema. Los teólogos latinoamericanos afirmaron: Los que pueden decir "Cristo es el Señor" con sinceridad, como expresión de toda su vida, son los pobres. De ahí el lugar central de los pobres, que no afecta en nada el lugar central de Cristo; por el contrario, lo confirma. Los poderosos proclaman "Cristo es el Señor", pero su vida dice: "El Señor soy yo". El grito de Pablo "Cristo es el Señor" es una protesta contra todos los "Señores", una denuncia de la opresión, un desafío lanzado contra los que se consideran los Señores. Es una negación de todos los poderes opresores. ¡Hay solamente un Señor!El papel de la teología no consiste en buscar cuáles son las palabras que expresan la fe, sino qué es la fe realmente vivida. Porque no se entiende a Jesús a partir de la teología, sea ella de la liberación o de la prosperidad. La cuestión no es saber qué significan las palabras atribuidas a Jesús en las celebraciones o en la teología. No se trata de entender las palabras escritas en la Biblia para entender la realidad. Jesús aparece en su verdadero sentido, como realidad, a partir de una situación en la cual el cristiano se asimila a él. Viviendo lo que él vivió, se puede entender. Solamente los pobres dicen de modo auténtico: "¡Cristo es el Señor!" Todos los otros pueden decir las palabras correctas que, en ese caso, solamente expresan figuración, imaginación, sensibilidad, hasta comedia. La piedad puede engañar mucho, creando la ilusión de fe cuando se trata de una fantasía mental, o de una fórmula administrativa de un buen funcionario al que le pagan para decir esas cosas.El que no es pobre, puede aprender de los pobres, con la condición de ser muy humilde. Jesús vivió la impotencia, la fragilidad de los pobres. Para entenderlo necesito entrar en la misma condición. Jesucristo es el centro del Reino de Dios, el centro de toda la historia de la salvación, el centro de la vida de cada discípulo. Pero no se trata del nombre "Jesucristo", sino de la realidad. Ahora bien, esa realidad de Cristo solamente se manifiesta a quien vive en él, con él, haciendo la misma experiencia humana. Por eso hay una centralidad de la pobreza como acceso a la centralidad de Jesucristo.Esto no es novedad. En todas las fases de la historia de la Iglesia hubo cristianos que entendieron bien eso. En América Latina, después de siglos de dependencia y de pasividad colonial con los ojos cerrados sobre la condición de los indios y de los negros, hubo un despertar. Los ojos se abrieron. Obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos y laicas, se convirtieron cuando descubrieron la realidad de la humanidad y el vacío de su religión. Por eso hubo la Conferencia de Medellín, que fue como el descubrimiento de Jesucristo en su realidad, en su presencia. Era necesario descubrir a los pobres para descubrir a Jesucristo. La Conferencia de Medellín fue preparada por el Pacto de las Catacumbas. El día 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de la clausura del Concilio, 40 obispos del mundo entero se reunieron en la catacumba de Santa Domitila, en Roma, y firmaron el Pacto de las Catacumbas. Cada uno se comprometía a vivir pobre, a rechazar todos los símbolos y los privilegios del poder y a poner a los pobres en el centro de su ministerio pastoral. No era comedia, porque ya lo estaban haciendo así. En esos cuarenta había un número importante de brasileños y latinoamericanos y, más tarde, otros también lo firmaron.Algunos creen que la opción por los pobres es expresión de caridad para con los pobres. Creen que significa amor a los pobres. Es eso también, pero es secundario. La gran cuestión es el conocimiento de Jesucristo. ¿Qué es conocer a Jesús? ¿Dónde y cómo se conoce a Jesús? La centralidad de los pobres viene del hecho de que los pobres entendieron qué es Jesucristo. No quiere decir que todos los pobres hacen esa experiencia; sino que el conocimiento se da dentro de esa condición. Nosotros podemos aprender de ellos. Nada vamos a aprender nocionalmente, sino vivencialmente.La centralidad de los pobres no compromete en nada la centralidad de Cristo. Por el contrario, permite que se entienda mejor. Un sacerdote puede ser un buen funcionario del culto, que celebra con mucha piedad, que se comporta siempre bien, uno de esos sacerdotes que nunca le crean problemas al obispo. Pero no entiende nada. Probablemente nunca tuvo oportunidad de aprender. La culpa no es de él. Por otro lado, en los Evangelios Jesús se identifica con los pobres. Lo que se da a los pobres se le da a él. La sabiduría popular trasmitió fielmente esa enseñanza. Encontrar un pobre en el camino es encontrar a Jesucristo. El problema aparece en las grandes ciudades: la gente encuentra tantos pobres, que es imposible evocar a Jesucristo cada vez. Solamente algunos pueden hacer eso.Por otro lado, mucha gente tiene dificultad en aceptar que la consideración de los pobres cambia toda la cristología, como cambia la pneumatología, la eclesiología y las representaciones usadas para hablar de Dios. Cambia toda la teología tradicional, por lo menos en Occidente. Esto no puede sorprender. La cristología tradicional se centró en torno de los dogmas de los 4 primeros Concilios y de la teoría anselmiana de la redención. Eso quiere decir que era muy parcial, muy particular, centrada en unas pocas cuestiones. Históricamente, aparecen nuevas cuestiones, que obligan a situar todo de una nueva manera. Nuevas lecturas de la Biblia hacen que aparezcan nuevas perspectivas.Es significativo que los obispos de la generación de Medellín y los sacerdotes que los siguieron tuvieron que pasar por una conversión. De repente descubrieron que la teología que habían aprendido en el seminario escondía una parte de la realidad y que hechos evidentes obligaron a descubrir, por ejemplo, lo que la Biblia dice de los pobres. Un obstáculo es el preconcepto de que Jesús anuncia una buena nueva para todos. Resulta que él anuncia una pésima noticia para los ricos que van a perder todo, para los sacerdotes que van a perder el templo y desaparecer, para los doctores cuya ciencia se torna irrelevante, para los fariseos cuya santidad queda desenmascarada, para Herodes.La buena noticia es para los pobres, los desarmados, los perseguidos. Pero sucede que muchos cristianos tratan de apagar las diferencias y leen el Evangelio como si se dirigiese a todos igualmente, como si Jesús hablase para los hombres en general, sin ninguna referencia a su situación, como hacen los filósofos griegos. El mismo Documento de Aparecida presenta el Evangelio como buena noticia válida para todos, sin ninguna diferencia. De hecho, para quien estudió solamente la teología tradicional, no hay problema. Para ellos el Evangelio es el mismo para todos, aunque los textos bíblicos e innumerables documentos de la Tradición manifiesten a cada página que no es verdad. La teología podía esconder al Evangelio. Desconfío de que ella fuera completamente inocente, sino que tenía algunos motivos menos religiosos para silenciar ciertos aspectos de los Evangelios.Un día un campesino de Pernambuco me dice: "Yo soy analfabeto; pero cuando oigo al cura explicar el Evangelio, pienso que no lo lee todo: porque lo que lee, siempre le da la razón a él". Ese campesino era muy inteligente Porque el cura elige siempre lo que le es favorable a él. Claro está que Clódovis sabe todo eso. Pero muchos lectores no lo saben y pueden quedar confirmados en sus preconceptos. Seguirán pensando que los pobres no tienen nada que ver con la doctrina cristiana, en particular con la cristología. Pensarán como siempre que los pobres son objeto de la caridad de los cristianos y que los cristianos deben reconocer ese deber de caridad. Como decía un día el cardenal Danielou: "los pobres tienen lugar en un párrafo de un artículo de un capítulo del tratado sobre la caridad". Los pobres serán objeto de la compasión de los cristianos porque sufren mucho. Si esa fuese la opción preferencial por los pobres, ésta sería totalmente inofensiva e irrelevante. Los pobres no toman el lugar de Cristo; pero tienen un lugar especial, fundamental, central en Cristo. Que la teología de la liberación muera o no, no importa. Pero, después de Medellín, la teología no podrá seguir siendo lo que era.
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creo que Jesus es el centro de la salvacion, no se puede poner a nadie en lugar de Jesus. La teologia del Vaticano II .
ResponderEliminarExcelente reflexión! Me regresa una y otra vez la pregunta: ¿Cómo hacer para tener este encuentro con los pobres que nos llevará a Jesús, si pertenecemos a una burguesía acomodada y en nuestra visión actual no nos conviene su mensaje?¿Cómo puedo provocar a mis alumnos de bachillerato a encontrarse con Jesús para juntos poder hacer una opción como la del Pacto de las Catacumbas?
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